Muchos hemos venido hablando del maravilloso y anhelado día “D” para Venezuela, donde llegue a su fin la barbarie política que ha destruido el país. Pero esa no es la única meta, inmediatamente debemos ocuparnos de otra no menos importante, el éxito del día “D+1”. El escenario de la recuperación y reconstrucción del país en todos los ámbitos, donde tenemos que ser extremadamente cuidadosos, en términos de probidad y eficiencia en la gestión, no volver a fallar en la conducción de la nueva democracia, no cometer los mismos errores de las llamadas cuarta y quinta República, a los efectos de no crear espacios para ideologías populistas, socialistas y comunistas. En este sentido, el éxito del nuevo gobierno va a depender del diseño y administración de muchas acciones estratégicas, pero a mi juicio, existen cinco que son de vital importancia, y deben ocupar los primeros lugares del “ranking” en el nuevo plan nacional.
La primera es la instauración del estado de derecho, que es un principio de gobernanza en el que todas las personas, instituciones y entidades, públicas y privadas, incluido el propio Estado, están sometidas al imperio de la ley, que se hace cumplir con la mayor independencia e imparcialidad. El estado de derecho es la verdadera garantía de la democracia y la libertad, porque asegura que la legalidad este por encima de la arbitrariedad, y en ese tenor, la transparencia procesal y legal implica justicia para todos.
La segunda es la adopción de un modelo o sistema económico de éxito, una manera de comprender la economía, como un mapa teórico, filosófico, ideológico, pero sobre todo práctico, compatible con la vida y la prosperidad. Un sistema económico, donde los individuos y las empresas lleven a cabo la producción y el intercambio de bienes y servicios, mediante transacciones en el marco de las leyes del mercado y basado en el respeto a la propiedad privada, la libre competencia y el emprendimiento en todo sentido. Donde el Estado solamente intervenga puntualmente, y justamente para garantizar la pulcritud de los principios del mercado, para asegurar, que éste juegue un rol importante en la asignación de los recursos, creando las condiciones para la inversión, nacional e internacional.
La tercera es el diseño de una política de desarrollo económico audaz como nunca antes hemos tenido, en función de un verdadero diagnostico de las oportunidades, amenazas, fortalezas y debilidades del país, con el propósito de formular las respectivas estrategias y planes en función de lograr la tan anhelada estabilidad económica e inmediatamente un crecimiento sostenido. Una política de desarrollo económico, en armonía con otras políticas económicas y sociales, que conlleve a un verdadero desarrollo generador de riqueza, y que ésta se refleje en la calidad de vida de los venezolanos, una distribución de la renta en función del valor agregado de cada actor, y entre otras, una baja vulnerabilidad al comercio internacional.
La cuarta es el fortalecimiento de la estructura familiar y del tejido social, en definitiva el problema económico del país se resolverá relativamente en un corto y hasta mediano plazo con las medidas apropiadas, no ocurre lo mismo con el problema social, este requerirá mucho más tiempo e incluso el plazo podría ser hasta generacional. De allí que es urgente el fortalecimiento de la estructura familiar, mediante el desarrollo de programas de formación, en las comunidades, escuelas, liceos, universidades, iglesias, en términos de rescatar los principios y valores universales y humanos, tales como: el amor, la obediencia, la tolerancia, el respeto, la responsabilidad, la justicia, la democracia y la libertad, con el fin de convertir a la familia en un verdadero núcleo de la sociedad y base para la reconstrucción del tejido social.
Por último, la quinta acción estratégica, que decididamente va a determinar el éxito en la nueva gestión pública, es la CONFORMACIÓN DE UN GOBIERNO TECNOCRÁTICO, la tecnocracia es un término que proviene de las palabras griegas “Tékhnē” que significa arte, técnica y “krátos” que es poder, dominio, gobierno. Así que la tecnocracia es el gobierno de los técnicos, caracterizado por contar con profesionales correctamente formados y académicamente aptos para ejecutar funciones específicas en la administración pública de acuerdo con su especialidad. De esta manera, las carteras ministeriales del poder central y las diferentes secretarias de las gobernaciones y alcaldías, estarían dirigidas por profesionales con la suficiente formación gerencial y técnica, con sobradas competencias y experticias en las respectivas áreas de competencia que les sean asignadas.
El tiempo de los políticos tradicionales quedó atrás, algunos hicieron muy bien su trabajo en pro del país, algunos no tanto, y otros, simplemente lo destruyeron. La nefasta praxis de colocar en cargos relevantes a personas sin la mínima preparación, e incluso, en la mayoría de los casos, a militares que no fueron formados para tales fines, fue la máxima expresión de ignorancia e indolencia cuya consecuencia ha sido la debacle generalizada del país.
Señores, ha llegado el momento para los TECNÓCRATAS, para individuos preparados que siempre estuvieron al margen de la política, por considerarla el peor ambiente para el desarrollo profesional y humano. Esto no significa que un político una vez llegado al poder debe declinar y ceder el paso a los tecnócratas. Lo que sugiero es que los políticos aspirantes a cargos públicos, deben ser tecnócratas, contar con las competencias y capacidades suficientes para hacer bien su trabajo. En este orden de ideas, es importante, diseñar y acometer programas de formación de líderes tecnocráticos para formar al futuro funcionario público, en conocimientos sobre planificación estratégica, diagnóstico y solución de problemas, productividad, negociaciones exitosas, trabajo en equipo, y sobre todo, en liderazgo trascendental. De esta manera se garantiza, que el diseño y aplicación de la política y la legislación nacional, se base en criterios de carácter técnico, desde una perspectiva científica y no en consideraciones ideológicas y populistas.
En conclusión, tenemos que asumir el reto de crear nuestra tecnocracia política y entrar en la tendencia actual, donde muchos países, han logrado importantes avances en materia económica, social y tecnológica, debido a que han sabido resolver creativa y científicamente sus problemas, para progresar y avanzar en términos de desarrollo humano y en calidad de vida. Solo de esta manera podremos tener un futuro gobierno eficaz, eficiente y como consecuencia efectivo, pero lo más importante, que genere en los venezolanos la convicción, que la democracia es el mejor escenario para el desarrollo y la prosperidad.
Alberto Barboza
Coach Gerencial en liderazgo, planificación y productividad
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