Con un dron eliminaron a uno de los terroristas del Estado Islámico involucrado en atentado del aeropuerto de Kabul

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Un dron de las fuerzas armadas de Estados Unidos mató el sábado a un miembro del grupo Estado Islámico, al cual se atribuye la autoría del atentado suicida en el aeropuerto de Kabul, informaron funcionarios estadounidenses.
El ataque aéreo en el este de Afganistán mató a un miembro de la filial local del grupo Estado Islámico, informó el Comando Central de Estados Unidos. El presidente Joe Biden culpó al EI por el ataque suicida del jueves. El grupo es enemigo tanto de Occidente como del Talibán, y es conocido por efectuar ataques letales.

El portavoz del mando militar, el capitán de la Marina William Urban, dijo que los oficiales no sabían de ninguna víctima civil. Los funcionarios estadounidenses no dieron ninguna información inmediata sobre la persona fallecida, incluida cualquier posible relación con el atentado suicida.

En tanto, las fuerzas armadas estadounidenses, con mayores medidas de seguridad y bajo la amenaza de otro ataque terrorista, seguían adelante con la evacuación desde el aeropuerto de la capital afgana.

El número de muertos por el ataque suicida se mantenía en 13 militares estadounidenses y 169 afganos, pero la cifra podría aumentar a medida que las autoridades examinen los restos.

La Casa Blanca y el Pentágono advirtieron que podría haber un mayor derramamiento de sangre antes del martes, la fecha límite impuesta por el presidente Joe Biden para poner fin al puente aéreo y retirar a las fuerzas estadounidenses. Los próximos días “serán nuestro periodo más peligroso hasta la fecha” en la evacuación, declaró la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, horas antes de que Estados Unidos emitiera una alerta de seguridad para cuatro de las puertas del aeropuerto.

El atentado del jueves fue uno de los ataques terroristas más letales que ha visto el país. Estados Unidos dijo que fue el día más mortífero para las fuerzas estadounidenses en Afganistán desde 2011.

Mientras el llamado a la oración resonaba el viernes en Kabul junto con el rugido de los aviones que partían, las ansiosas multitudes que se agolpaban en el aeropuerto con la esperanza de escapar del dominio talibán parecían más numerosas que nunca, a pesar de las cruentas escenas vistas la víspera.

Tanto los afganos como los ciudadanos estadounidenses y otros extranjeros eran muy conscientes de que se estaba acabando el tiempo para salir a través del puente aéreo.

Jamshad fue al aeropuerto con su esposa y sus tres hijos pequeños. Sostenía firmemente una invitación a un país occidental que no quiso identificar.

“Después de la explosión decidí que lo intentaría. Porque tengo miedo de que haya más ataques, y creo que ahora tengo que irme”, manifestó Jamshad, que como muchos afganos sólo usa un nombre.

El Pentágono dijo el viernes que sólo hubo un terrorista suicida —en la puerta del aeropuerto— y no dos, como informaron inicialmente los funcionarios estadounidenses. Un funcionario estadounidense señaló que el atacante llevaba una carga explosiva más grande de lo habitual, de unos 11 kilos (25 libras), cargados de metralla, lo que explicaría el alto número de víctimas.

El funcionario estadounidense habló bajo condición de anonimato para discutir las evaluaciones preliminares del ataque. Los funcionarios que dieron la cifra de muertos afganos no estaban autorizados a hablar con los medios de comunicación y también hablaron bajo condición de anonimato.

La gama de víctimas afganas era amplia, desde un joven periodista hasta un padre de familia empobrecido que había acudido al aeropuerto con la esperanza de conseguir una vida mejor.

Los estadounidenses fallecidos eran 11 marines, un marinero de la Armada y un soldado del Ejército. Muchos de ellos eran niños pequeños cuando Estados Unidos invadió Afganistán en 2001.

Funcionarios británicos dijeron que dos ciudadanos de su país y el hijo de otro británico también estaban entre los muertos cuando la bomba estalló en medio de la multitud.

A la mañana siguiente del atentado, los talibanes utilizaron una camioneta llena de combatientes y tres Humvees capturados para establecer una barrera a 500 metros del aeropuerto, manteniendo a la multitud más alejada que antes de las puertas donde se encuentran las tropas estadounidenses.

Funcionarios militares estadounidenses dijeron que se cerraron algunas puertas y se aplicaron otras medidas de seguridad. Dijeron que había restricciones más estrictas en los puestos de control de los talibanes y menos gente alrededor de las puertas. Los militares dijeron que también habían pedido a los talibanes que cerraran ciertos caminos debido a la posibilidad de que hubiera terroristas suicidas en vehículos.

El Pentágono señaló que el aeropuerto ya contaba con defensas contra los ataques con cohetes y dijo que Estados Unidos mantendría los vuelos tripulados y no tripulados sobre el aeropuerto para su vigilancia y protección, incluyendo el uso de aviones de ataque a tierra con armamento pesado AC-130.

Funcionarios estadounidenses dijeron que los evacuados con credenciales adecuadas seguían siendo autorizados a pasar por las puertas. En el interior, unas 5.400 personas esperaban los vuelos de evacuación.

En Washington, los comandantes estadounidenses informaron a Biden sobre el desarrollo de planes para contraatacar al Estado Islámico y cumplir la promesa del presidente de perseguir a los atacantes y “hacerlos pagar”.

Biden declaró que la tarea de evacuar a los estadounidenses, a los aliados afganos y a otras personas que corren el mayor riesgo de los talibanes es una “misión digna”.

“Y completaremos la misión”, aseveró.

El Consejo de Seguridad de la ONU calificó de “especialmente aborrecible” el ataque contra los civiles que huyen y contra los que tratan de ayudarlos.

Los talibanes han recuperado el control de Afganistán dos décadas después de haber sido destronados en una invasión liderada por Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Su regreso al poder ha aterrorizado a muchos afganos, que se han apresurado a huir del país antes de la retirada estadounidense.

Más de 100.000 personas han sido evacuadas de forma segura a través del aeropuerto de Kabul, según Estados Unidos, pero miles más están luchando por salir en uno de los mayores traslados aéreos de la historia.

La Casa Blanca dijo el viernes por la tarde que 2.100 evacuados habían salido a bordo de aviones militares estadounidenses en las 24 horas previas, junto con unas 2.100 personas en vuelos de la coalición.

Los talibanes han dicho que permitirán a los afganos salir por vía comercial después que Estados Unidos complete su retiro, pero no queda claro qué aerolíneas viajarían a un aeropuerto controlado por ellos.

Akhgar informó desde Estambul, Gannon desde Islamabad y Anna desde Nairobi, Kenia. Darlene Superville en Washington y Rahim Faiez en Turquía contribuyeron junto con otros periodistas de The Associated Press en todo el mundo.