Así como Colombia es apreciada por los venezolanos como un país hermano a partir de una historia que nos une, lo que sucede en Cuba acelera los latidos de nuestro ser, lamentablemente acentuados en el siglo XXI por el saqueo y el dominio que ejerce la satrapía castrista sobre nuestro país, en detrimento de la condición de vida de la población venezolana.
Por tanto, los acontecimientos del pasado fin de semana 11/07/2021 visualizados en pueblos de la Isla y en la propia capital en La Habana, estremecen los cimientos de la dictadura más longeva y atroz que permanece a nivel continental y en el ranking a nivel global, de allí que no pueden ser desapercibidos estos sucesos ya que su desenlace atañe directamente a nuestro destino como país.
Es curioso, los manifestantes pertenecen a diferentes generaciones de cubanos, entre los cuales se identifican a quienes vieron llegar a la guerrilla de barbudos del Movimiento 26 de Julio a la Habana un primero de enero de 1959, con Fidel Castro, Camilo Cienfuegos y el Che Guevara, entre otros, quienes representaban la rebelión del supuesto futuro de la humanidad, y al mismo tiempo se observa a numerosos jóvenes que crecieron bajo un brutal adoctrinamiento en nombre de la revolución. Todos fueron en su momento pioneritos que aprendieron solo a recitar loas a Fidel, y a un socialismo que presentaba a Cuba como un paraíso, a decir del cantor venezolano Ali Primera.
Pues bien, si el tango de Carlos Gardel susurraba que 20 años no es nada, cuanto podrán significar 62 años de opresión, de manipulación sobre los hombros de una población que se cansó le justificaran la falta de comida, electricidad, agua, vivienda, vestido, educación, salud, en fin que les arrebataran la ilusión de la vida, en nombre de una revolución que “iba matando canallas con su cañón del futuro” en el verso del cantor de la otrora nueva trova cubana Pablo Milanés. Cuando en realidad habían condenado el destino de millones de seres humanos a soportar y sufrir los delirios del castrismo, de dos ancianos Raúl y Fidel flanqueados por una nomenclatura que mediante el terror pretende reprimir el clamor de cambio de un pueblo hastiado, con métodos similares a los que ahogaron en sangre las recientes protestas del pueblo venezolano en 2014 y 2017, e igualmente a los manifestantes del pueblo nicaragüense en 2018.
Lo que presenciamos hoy en Cuba permite reafirmar que se rompió el hechizo de la estafa revolucionaria castrista, como lo vociferaba un joven manifestante “solo tienen dinero para construir hoteles para los turistas extranjeros y para nosotros solo hambre”, como demostración de la ira popular, que obligó al actual mandatario Díaz Canel a bajarse de la cúpula y descender a la calle para prometer mejoras en el servicio de electricidad, aun cuando llamara luego al combate y a la represión a sus brigadas contra el pueblo protestante.
Tras 3 días consecutivos de protestas callejeras comienza a aparecer las fisuras en el aparato del régimen, deserción de guardias especiales, posiciones encontradas en el ejército, que indica la férrea decisión expresada en el estallido social de mayor magnitud desde 1959. Cuya onda expansiva reivindica al sacrificio de los miles de víctimas, a los exilados por el mundo y particularmente en Venezuela, a todos aquellos cubanos que han fallecido pensando en una patria libre, en su reencuentro con una Cuba de libertades.
Ha sido una larga noche de más de seis décadas para atreverse a superar el miedo, un poco menos que las siete décadas que tardó el régimen soviético de la URSS en derrumbarse a inicio de los 90 del pasado siglo, y un poco más que las cuatro décadas que tardaron los pueblos de Europa del Este de saldar cuentas con sus regímenes satélites del Kremlin.
Como podemos ver la historia es caprichosa, fue un 26 de julio de 1953 el asalto al cuartel Moncada, fecha emblemática escogida por el régimen castrista como fragua de su movimiento político, para que hoy un 11 de julio de 2021 a 68 años de esa nefasta acción, pudiera ser la nueva fecha histórica de redención del pueblo cubano, en busca de su libertad y mejor condición de vida, donde por fin la larga noche quede atrás.
Para el pueblo venezolano es un deber manifestar nuestro apoyo al heroico pueblo cubano, ya que su victoria será la nuestra, debiendo hoy trabajadores, sociedad civil, universidades, empresarios y diferentes sectores sociales sumarse a estas jornadas cruciales por la libertad y la democracia en el continente y específicamente en América Latina.
Froilán Barrios Nieves