Hugo Delgado: El difícil arte de conversar

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Históricamente una de las artes más naturales y sencilla.

Es del hombre, es el más difícil de realizar. Conversar, hablar, dialogar o como lo quieran denominar, en su forma esencial, implica que dos o más individuos realicen interacciones para compartir ideas, expresar sentimientos, buscar soluciones o definir asuntos concernientes a la vida pública y privada.

En Latinoamérica las elites dominantes tradicionales y  los revisionistas históricos que evocan constantemente los grupos que se autodenominan progresistas, influidos éstos por el resentimiento social, la sed de revanchismo y venganza, dificulta su ejecución y el entendimiento entre sus arrogantes e irreverentes componentes, que aducen formación académica o se declaran civilizados o medianamente civilizados.

Esa constante de recordar sucesos ocurridos con la llegada de los europeos hace 500 años a estas victimizadas tierras, solo provoca reacciones violentas (derriban estatuas de próceres o Cristóbal Colón como si con eso revertirán las criticadas consecuencias) e intransigentes posiciones que ocultan otros perversos intereses, con los cuales dificultan cualquier salida destinada a reducir las desigualdades históricas, contraviniendo la reducción de la violencia que caracteriza a las sociedades de hoy gracias al predominio del imperio de la ley.

“Los progresistas” causan tanto daño como los supuestos motivos que los llevan a la protesta y la destrucción material de los países en donde actúan. Destruyen costosas infraestructuras, como el metro de Santiago de Chile o el sistema de movilización Transmilenio de Bogotá Colombia, sin que la misma sociedad entienda que dichos daños a la final los pagan los contribuyentes, porque son bienes públicos. Pero como el concepto “público” en este lado del continente significa “que no tiene dolientes”, eso poco importa.

América se está caracterizando por el   ”diálogo destructivo” entre sus componentes sociales, políticos y económicos. El constante revisionismo histórico solo ha servido de justificación para estar en un ir y venir, que solo obstaculiza su progreso y el aprovechamiento de los avances científicos y tecnológicos de la humanidad, mientras otros centros geográficos del mundo sí lo hacen, logrando mejorar sus indicadores educativos, económicos y sociales. De este lado solo se muestran tímidos y frágiles avances que afectan la institucionalidad, confiabilidad en sus sistemas y en sus organizaciones responsables de canalizar la participación ciudadana y la toma de decisión pública.

Es el principio de guerra que solo muestra al contrincante como un enemigo a destruir. El objetivo es imponer “mi verdad” y perpetuarse en el poder irrespetando el “imperio de la ley”, devastando cualquier experiencia que contravenga las ideas del  “club de los inocentes” extraídos de “los intelectuales burgueses”, definidos por el propagandista alemán al servicio de Vladimir I. Lenin, Willi Münzenberg. “Es seguramente el principal responsable por la creación de ese halo de superioridad moral que tanta renta le ha brindado a la utopía socialista y al progresismo”, escribió el profesor venezolano del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) Aquiles Esté en su artículo “Una mentira que dura 100 años: los intelectuales bajo el encanto comunista” (El país 3-10-2018).

Todos estos personajes –sin excepción- al asumir el poder buscan, mientras dura el encanto post electoral, modificar la constitución, irrespetan la institucionalidad existente, arrastran en su trágica misión a un colectivo que se presta para “arrasar con todo”, y al final del cuento, así lo demuestra la historia, quedan la destrucción, la anarquía y el autoritarismo, muy típico en estos países irresponsables.

El mayor legado de la revolución francesa (1789-1804) no fueron los más de treinta mil franceses que pasaron por su guillotina, sino las ideas del enciclopedismo que irrigaron al mundo gracias a los incipientes medios de comunicación de la época: la prensa y los libros que llegaron a los pueblos más remotos de  todos los continentes, con distintos grados y efectos.  A partir de esos principios, los derechos humanos, la separación de  los poderes públicos, la educación, el respeto a las ideas del hombre, etc, se convirtieron en temas obligados de la sociedad.

La violencia genera violencia, no soluciones  viables. Ante el acto violento como mecanismo de imposición de intereses sociales, políticos y económicos, está demostrado que son los ideales consensuados y visionarios los que se mantienen. Rómulo Betancourt en Venezuela demostró, con el Pacto de Punto Fijo, la importancia de construir los mecanismos de diálogo y entendimiento que le permitieron a una sociedad desangrada por los gobiernos militaristas,  superar ese modelo e instaurar una moderna democracia,

La llegada del Internet y la telefonía móvil se estableció en el mundo silenciosamente, sin intimidación, ni imposición, entraron en la vida humana convirtiéndose en herramientas vitales para los hombres y su desarrollo.  El Muro de Berlín (9 de noviembre de 1989) cayó sin realizarse un tiro, luego de provocar la muerte de miles de alemanes orientales que intentaron escapar hacia el sector occidental, detrás de su caída vino el derrumbe del comunismo soviético. No hubo violencia expresa.

Conversar, hablar o dialogar no es fácil, más cuando hay resentimiento, revanchismo o mentira. Este arte conlleva riesgos, implica sinceridad, madurez democrática y sobre todo honestidad. En sistemas democráticos en los cuales la verdad y la razón los soportan, las ideas y sus discusiones fluyen con naturalidad, las instituciones, los procesos y las funciones facilitan el autogobierno; pero en sociedades desiguales y revisionistas, ésta sana actividad se dificulta, afectando las posibilidades de superar precisamente las injusticias, la impunidad y los desequilibrios que generan los problemas,

Lo lamentable es que quienes se jactan de ser luchadores sociales, progresistas o humanistas (los definidos por Münzenberg), cuando han ejercido funciones de gobierno han mostrado ineptitud, gestiones corruptas y manipulación de las miserias humanas, lo cual solo profundiza los desequilibrios contra los que supuestamente luchan.   

@hdelgado10