José Aranguibel Carrasco: ¿Dónde está mi vacuna?

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“No hay  silencio que
Dios no entienda, ni   
tristeza que él no sepa”

Juan Miguel Avalos

Gritar duro, bien fuerte, a todo pulmón que nos oigan en Miraflores es lo que debemos hacer los venezolanos que políticamente podamos tener simpatías con la derecha, la izquierda, ser independientes o con ninguna de esas corrientes del pensamiento en el caso de los llamados NiNi — conocidos cuando dicen no estoy con ninguno de ellos, porque si no trabajo no como— para que el centro del poder asuma su responsabilidad y sin evasivas o señalando culpables a otros, los venezolanos podamos ser vacunados cuanto antes contra el Covid-19 para no sufrir el infortunio de tener nuestro propio obituario virtual. Se trata de la vida o la muerte y no vale que nos metan más covas y mentiras que ya vienen en camino, porque los sacos del populismo revolucionario están llenos y han comenzado a reventarse.

En ese sentido más que oportunas, conmovedoras, han sido las palabras de hace unos días de Monseñor Baltazar Porras cuando dijo que “la peor vacuna es la que no se pone” al reaccionar al anuncio del jefe de Estado de no autorizar la aplicación de la vacuna AstraZeneca debido a denuncias que su uso habría provocado trombos en pacientes europeos. Sin embargo, no podemos darnos el lujo de seguir esperando a que la pelona pase factura, Dios no lo quiera, o que entremos en las estadísticas de contagiados, fallecidos o sepultados tres metros bajo tierra como si no fuera suficiente el calvario de alimentarnos tres veces al día, miles no llegan ni a dos, o disponer de buenos servicios públicos que no nos estresen a quienes seguimos en la patria de Simón Bolívar.
Ahora bien, lo que no se entiende, justifica o exonera de responsabilidades a los líderes de la Revolución Bonita es el tiempo perdido que hasta los santos lo lloran al dejar transcurrir semanas, meses, sin haberse iniciado una vacunación masiva y habiéndose tomado las previsiones pertinentes, evitando la muerte de valiosos héroes del sector salud que ya esta semana la cifra debe pasar los 400 decesos. Eso no tiene excusas en un país como el nuestro, donde a pesar de estar quebrado y arruinado, sus gobernantes no adelantaron gestiones seguras y a tiempo. Aquí cabe aquello de que quien madruga Dios lo ayuda, pero nada que ver con esta clase política que lleva más de dos décadas ofreciendo villas y castillos al mejor, pero superado estilo de los demagogos que también los tuvo la IV República. Es cierto dirán algunos radicales que el gobierno revolucionario ha traído las vacunas rusa Spuntick V y la china Shinopharm, pero también es verdad que una golondrina no hace verano cuando aquí somos mas de 25 millones de almas aterrados y sin certeza de ser vacunados en lo inmediato en momentos que el virus mortal ha acelerado su estela de contagios y fallecidos. Eso lo han denunciado los propios trabajadores, ONG y gremios de la salud al criticar de insuficiente la cobertura de vacunación que ha dispuesto el gobierno en cantidades mínimas en centros de salud de Caracas y la provincia.

Los héroes de blanco día a día, cuerpo a cuerpo, exponen sus propias vidas y batallan contra el Covid-19 pero en una lucha desigual por estar desprovistos de suficientes pertrechos. Esa verdad el único que lo niega es la sordera y ceguera oficial.

Contrariamente, esos hombres y mujeres no han tenido la suerte de los diputados electos el 6D ante la Asamblea Nacional o de altos funcionarios de primera línea del gobierno que de las pocas vacunas llegadas, son privilegiados al ser inoculados contra el Covid-19. Aquí la viveza criolla a la vista de propios y extraños cobra relevancia, porque si bien en términos humanitarios todos tenemos derecho a recibir la vacuna, en este caso, entre unos de bata blanca y otros con el carnet de presentación del PSUV, queda en entredicho la misión social que ofrecen a la sociedad en sacrificio como precio del deber que debe ser juzgada con el peso de la balanza de la opinión pública. Usted amigo lector saque sus propias conclusiones.


Pero lo cierto, lo que se ve sin necesidad de tener anteojos es la decisiòn irreversible del presidente Nicolás Maduro Moros de vetar, prohibir, el ingreso del componente AstraZeneca al afirmar “que esas vacunas no cruzarán las fronteras del país.
«No va a entrar ninguna vacuna al país, ni debe ser enviada, que no haya sido autorizada por nuestros institutos científicos nacionales».


Mientras que la segunda al mando del Estado, Delcy Rodríguez, justificó la negativa a los “efectos secundarios de la vacuna”, pero hay otros problemas de fondo que tienen que ver a que Venezuela no ha recibido hasta el momento vacunas de Covax debido al mono en dólares por deudas que el país tiene pendientes con la OMS. Esto es vergonzoso porque países más pobres que el nuestro adonde han ido a parar millones de migrantes venezolanos que huyeron han sido incluidos en programas de vacunación. Lo lamentable es que si bien la medida preventiva de paralizar la vacunación con AstraZeneca la cumplieron muchos países cuando sonaron las alarmas y aplicaron como dicen en Maracaibo un frenazo y pidieron un “stand by” al cabo de dos semanas comenzaron a retomar su aplicación, una vez que la Oganizaciòn Mundial de la Salud y la Agencia de Medicamentos Europea descartaron el alerta y prendieron la luz verde de seguir la vacunación. Países del viejo continente reiniciaron ese proceso, unos más decididos que otros, como España que hoy miércoles lleva una semana colocando más de un millón de la AstraZeneca que tenían guardadas. En nuestro caso el gobierno “revolucionario” debería evaluar su decisión y permitir el ingreso de 2,4 millones de estas vacunas, que buena falta hacen, pero en su negativa pareciera privar más el deseo de entorpecer, hacer quedar mal, a quien circunstancialmente diligenció este lote del medicamentos en la persona del dirigente opositor Juan Guaidó a través del mecanismo Covax y de la Oficina Panamericana de la Salud, OPS. Craso error político porque el daño no se lo hacen a ese señor si no a millones de nacionales que estamos desprotegidos a merced del fulano depredador, el “Terminator” que no respeta fronteras, pinta de guapo, apoyado o menos si votaste o no por la Revolucion o cobras o no los bonos de la patria. Absurda visión y ciega estrategia para reafirmar quién manda de verdad. Otro argumento de que no ha habido dinero y que Inglaterra debe desbloquear 7 mil millones de dólares “secuestrados”, menos ha debido ser otra excusa para haber traído con antelación lotes de vacunas de las muchas que ya hay en el mercado. Si no ha habido dinero, acaso no es con la llegada de la Revolución Bonita en 1.999, que comenzaron a promover y hablar del trueque para las actividades económicas, en una especie de nueva teoría económica que practicaban en su tiempo los cavernícolas. Petróleo, oro, hierro y muchas otras riquezas tiene esta tierra bendecida por papá Dios que bien ha podido hacer uso el gobierno, digamos, cambiando barriles de petróleo por lotes de dosis de vacunas, llenando despensas refrigeradas de hospitales y centros de salud full de vacunas. Así ha podido ganársele al virus su pretensión de enviarnos a la otra vida.

En ese tira y encoge, Manuel Figuera Esparza, vicepresidente de la Sociedad Venezolana de Infectología ha asegurado que “lo responsable es no trancar en general las posibilidades de distintas vacunas y entender que las decisiones que se tomen pueden tener implicación en la población. Los países europeos que han tomado la decisión de no aceptar por los momentos la AstraZeneca, tienen otras opciones”, pero, “a Venezuela sólo llegaron 100.000 dosis de Sputnik V y dosis adicionales de Sinopharm y después que vamos a hacer”.

Mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Agencia de Medicamentos Europea y AstraZeneca han insistido en que “no hay evidencia alguna de que la vacuna cause trombos” la responsable del fármaco ha asegurado que de las 17 millones de personas que han recibido la vacuna en los 27 países de la Unión Europea y el Reino Unido, sólo 37 han reportado haber sufrido coágulos.

¿Será que debemos los venezolanos seguir minuto a minuto encomendándonos a papá Dios y que nos agarre confesados?.


Nada despejado se ve el horizonte ante la posibilidad de que Venezuela obtenga vacunas a través del mecanismo Covax, porque según el especialista, prevalece la “incertidumbre. No sabemos si Venezuela va a ingresar, si se va a pagar lo que corresponde, si se va a avanzar en las conversaciones que se están buscando desde el punto de vista de sociedades, academias y entes relacionados para tener la concertación para buscar lo que es mejor para la población». Ojalá y por el mejor sentido de supervivencia los oídos de algunos se destapen y esta posibilidad no la detenga el discurso del enemigo político hasta en la sopa en personeros gubernamentales y lleguen muchas vacunas made in Rusia, -de donde llegarían 10 millones de dosis- China, Reino Unido y de Estados Unidos y hasta Fedecámaras pueda concretar el visto bueno de autoridades y compre la vacuna salvadora que sería suministrada a la fuerza laboral del sector privado.

Vistas las cosas el ingreso de vacunas antiCovid-19 es preocupante por tratarse de preservar la vida o que nos gane la muerte. Eso no puede ni debe tolerarse. Tendremos que esperar hasta el mes de julio, según anunció el presidente de la República cuando la Abdala y Soberana 02 de origen cubano, —hoy candidatas a vacunas—, sean traídas a Venezuela para “iniciar” la vacunación masiva. Por lo pronto han dicho que una de estas candidatas a vacuna será inoculada en nuestro país en el mes de abril donde los voluntarios ya los deben estar seleccionando, pero lo más seguro es que quienes harán la cola, darán un paso al frente y pondrán su brazo serán los milicianos, no ningún pesado, menos alguno de nosotros que cada vez que sale el sol nos cubre la incertidumbre de no tener nada seguro hasta hoy. Ojalá la Abdala y la Soberana 02 sean un éxito y cómo vacunas recorran el mundo salvando vidas. Eso lo determinarán en su momento no solo autoridades sanitarias de Cuba y Venezuela, sino que la certificación deberá pasar por el ojo experto de científicos de la OMS y otras instancias de Naciones Unidas. Que así sea y también que si comienza a usarse oficialmente como vacuna, su precio no nos salga más allá del costo de producción, porque bastante caras le han salido a nuestro país la chequera y las misiones cubanas. Pero siendo un poco optimistas, mejor por aquello que entre camaradas la “solidaridad entre los pueblos” es patria o muerte, la Abdala y Soberana 02 nos salgan gratis, donadas, peeero amanecerá y veremos!!. Por último los venezolanos no dejemos de preguntarle al gobierno ¿dónde está mi vacuna?.

José Aranguibel Carrasco