Hugo Delgado: Presagios 2021

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“Hay una Venezuela que construye y produce; un país con fe, optimismo, esperanza, y con misiones que no se rinden. Ese Pueblo que le pasa por encima a las sanciones criminales, que tiene cifras positivas, es la Patria Bolivariana de verdad que tenemos que visibilizar”.

Educación liberadora: “En Venezuela logramos superar el 93% de escolaridad en estos años de Revolución, todo un récord. Hoy por hoy, el 80% de la educación en el país es pública, gratuita y de calidad, sostenida con inversión del Estado venezolano en el nivel primario, secundario y universitario. Son datos impresionantes de la Revolución Educativa y Cultural que estamos y seguiremos haciendo hacia el futuro, con las misiones educativas como columna vertebral que no se detienen pese a la Pandemia, el bloqueo y las sanciones criminales. Solo a través de la educación y la cultura, seremos una Patria Libre y Soberana”.

Ambos argumentos se exponen en el portal patria.org.ve. Son parte de la estrategia comunicativa del régimen, impresionan a primera vista y nutren los innumerables medios de comunicación oficial y sus redes sociales. Los mensajes van y vienen, porque al no tener aciertos que mostrar, solo les queda hablar. Proyectan un país potencia, productivo, con una sólida educación, heroica y luchadora, y opuesto al imperialismo yanqui. Son aparentes palabras huecas y sin sentido, cuando se relacionan con la realidad, pero sí son comprensibles cuando se evalúan sus efectos en los estratos adeptos al chavismo, los desinformados, los menos preparados para discernir y los que reciben de una u otra forma dádivas oficiales.

En su artículo, “El manejo de las disonancias como forma de dominación”, (El Nacional 19-11-2020), el psicólogo y profesor de la Universidad Simón Bolívar, Ángel Oropeza, escribió: “Los gobiernos existen para resolver los problemas de la población a la cual sirven. Sin embargo, hay otros tipos de gobierno que ante la constatación objetiva del fracaso de sus promesas de redención social, ponen el aparato del Estado solo para “consolar” a la población, explicarles por qué supuestamente sufren los problemas que tienen, pero sobre todo para explicarles por qué no pueden hacer nada para resolverlos. Este segundo tipo de gobierno suele tener al frente burócratas que privilegian el hablar al hacer, que son expertos en buscar excusas a su inacción e ineficacia, y que se constituyen en auténticos ventiladores argumentales, repartiendo responsabilidades y culpas a cualquiera que no sean ellos”.

Despilfarrados más de 2 billones de dólares producto, no del trabajo, sino de la bonanza petrolera, ahora el chavismo enfila sus armas hacia el rescate de sus fuentes de financiamientos para seguir su festín corrupto. Ahora, con el país destrozado, va por el saqueo final: oro, chatarra o empresas quebradas (Petróleos de Venezuela por ejemplo) que serán vendidas -a sus socios- a precios de gallinas flacas. Mientras los indicadores económicos y sociales 2020 no son nada favorables: caída del 68,8% de las exportaciones en el primer semestre según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID); 79,3% de la población está en pobreza extrema (informe Incovi de la Universidad Católica Andrés Bello); al cierre de este año se estima una inflación anualizada de poco más del 7mil por ciento; y la contracción por sexto año consecutivo cerró en los primeros seis meses en 51,2% (Asamblea Nacional); son incalculables la deserción estudiantil y la desinversión en educación ( el incremento presupuestario se proyecta como un gran logro, pero la verdad es que eso lo hacen para cubrir los míseros incrementos de sueldos y salarios ordenados por el régimen) ¿A qué éxito productivo y educativo –entonces- se referirá el chavismo?

En diciembre de 2015, la Asamblea Nacional cambió de manos. Toma su control la oposición y comienza el periplo del chavismo porque los bonos de deuda, contratos internacionales, alianzas, etc., que le permitieron a la revolución gastar el dinero público a discreción y aliarse con cuanto país delincuente se atravesara, se terminaron. A esto se agregó, la llegada a la presidencia de Estados Unidos (2016), Donald Trump, cuya gestión instrumentó una serie de medidas contra los intereses del régimen y los corruptos miembros de la nomenclatura que invirtieron y depositaron los dineros robados en el exterior; y a las fuentes de ingresos que mantenían al cuestionado Nicolás Maduro.

Se unió a este par de hechos, las caídas de los precios del petróleo en el mercado mundial y de su producción interna (se estima que en septiembre de 2020 se extrajeron 339 mil barriles, según el experto José Toro Hardy), lo cual -lógicamente- afectó los ingresos y negocios con sus socios chinos, rusos, españoles, italianos, iraníes e incluso con algunas petroleras norteamericanas.

Pero al contrario, y tal como lo señala el guión cubano elaborado durante 60 años de dictadura comunista, el chavismo contraatacó. Inició una serie de acciones para limitar y torpedear la gestión de la AN, y de la mano de chinos y rusos comenzaron a buscar alternativas para “legalizar sus negocios”, en especial, la entrega total de Pdvsa, la extracción de oro y de otros minerales. Afianzaron sus alianzas con el narcoterrorismo, reduciendo los efectos de las sanciones y dificultando la salida de Nicolás Maduro, tal como lo indica el ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe (El Mundo de España 20-11-2020),

Convocaron ilegalmente una reelección fraudulenta presidencial y a una Asamblea Nacional Constituyente, que a su vez ratificó la aberración del Consejo Nacional Electoral y del Tribunal Supremo de Justicia, y recrudeció la persecución contra la oposición. El desconocimiento internacional de más de 50 países, liderado por Estados Unidos, a todas estas instancias, incluso al reelecto Nicolás Maduro, causo efectos adversos porque al reconocer al legítimo presidente de la AN, Juan Guaidó, se limitó el poder a los rojitos.

Las sanciones y persecuciones a los capitales ilegítimos afectaron las finanzas de la nomenclatura, quienes -hábilmente- endosaron las responsabilidades de la hiperinflación (aunque esta se inició en 2016 y la crisis económica en 2013), el desplome de la producción petrolera, la crisis de los servicios públicos y la falta de recursos para seguir robando, a “las acciones criminales” producto de las sanciones de Donald Trump, tal como lo dicen en el portal Patria ¿Pero sinceramente creen los venezolanos que son las sanciones del gobierno de Trump las causas de la crisis y sin ellas, el país estaría mejor?

Del 6D, saldrá una AN a la medida del régimen. Lo más seguro es que del “club de las marionetas” salgan electos algunos personajes: Claudio Fermín, Henry Falcón, Leocenis García, Timoteo Zambrano, Bernabé Gutiérrez, etc. Tratarán de ocultar los atropellos a los partidos mayoritarios y la falta de transparencia y garantías del proceso electoral. Otros supuestos críticos, objetarán la actitud de la mayoría que no acudirán votar, pero las públicas y notorias intenciones del chavismo de utilizarlas para garantizar su mayoría son evidentes. Luego profundizarán su régimen de terror y control, pero sin duda eso no garantizará su éxito económico y político a largo plazo.

Al asumir el gobierno, el longevo Joe Biden (78 años) cambiará su estrategia e iniciará los eternos acercamientos que no conducirán a nada y le permitirán al régimen “mamar gallo” y mantenerse en el poder. Mientras la mayoría de los venezolanos continuarán en su penuria, y el régimen -ya con el aval legislativo- materializará el adefesio jurídico de la Ley Antibloqueo y el control de las redes sociales (igual al modelo policial chino) que reducirá la crítica y aumentará la represión, tal como lo advierte el editorial de El Nacional (16-11-2020).

A lo cubano, a Maduro y su corte poco les importan el reconocimiento internacional, reprimir o asesinar a opositores, violar derechos humanos o profundizar la censura a la prensa, total durante 60 años el comunismo castrista lo hace y ahí están, y el chavismo también se mantiene. Además de gran utilidad será la alianza internacional comunista que ha demostrado su poder en Estados Unidos con los grupos antirracistas, Latinoamérica y en España con Podemos del cuestionado Pablo Iglesias.

El régimen sabe que los venezolanos se acomodan a lo que sea, les gusta recibir las míseras dádivas que periódicamente les dan o simplemente huyen del país cuando la situación país les obstina. Lo han demostrado durante 21 años. Por eso a partir del 6D continuarán su ruta y en enero 2021 aumentarán la presión sobre el presidente encargado, Juan Guaidó, y los legítimos diputados. El próximo año será complicado desde los puntos de vista político y económico, porque en este último sector, ya los rojitos han demostrado su incompetencia y poder corruptor, eso lo saben hasta los chinos cuyo fondo común se tragó más de 50 mil millones de dólares y las obras se esfumaron

Ante lo que viene, el columnista, Antonio Sánchez García (Venezuela, el futuro que le espera a América Latina, La Patilla 20-11-2020), advierte: “Hoy, la extinción de Venezuela anticipa una crisis regional de trágicas y devastadoras consecuencias. Es hora de comprenderlo y reaccionar con honorabilidad y valentía. O entraremos en el peor período de nuestra historia”. Una advertencia para las próximas víctimas: Chile y Colombia.

@hdelgado10