El viento es un buen aliado y puede ser un enemigo difícil. Los veleros son los mejores testigos. Puede empujar la nave hacia su destino, dejarla inmóvil, oponerse al viaje y en su forma de huracán puede hasta destruir la embarcación.
Después de 21 años de batallas contra un régimen comunistoide que aún se mantiene en el poder, no es de extrañar que muchos se muestren escépticos frente a cualquier iniciativa de se proponga y hasta desestimen las situaciones favorables. Las muestras abundan en expresiones como “a ese Saab lo van a soltar, ya lo verás” o “¿otra consulta popular?, hasta cuando carajo, es que no aprendemos” o “ya estamos como en Cuba, nos j…”. o “olvídate, que estos tipos solo salen a plomo”
Para mis amigos optimistas y para los que no lo son tanto van tres cosas en desarrollo que, en nuestra opinión, hacen que sople buen viento hacia la libertad de Venezuela.
Cosa Uno. La reelección de Donald Trump. Durante muchos meses el candidato demócrata Joe Biden se mostró ganador en las encuestas. Había motivos. La pandemia había golpeado la economía gringa y el desempleo se fue a las nubes. La conexión inicial de castigo fue evidente, pero ahora las cosas empiezan a cambiar. Una vacuna está por salir, el desempleo disminuye y las continuas acusaciones a Biden de ser pro comunista hacen una mella profunda en los votantes.
Las últimas encuestas ya los muestran empatados y eso es señal que Trump pronto lo sobrepasará. Esta elección es muy importante para nosotros pues con Trump tendríamos continuidad en las sanciones y vendrían acciones mayores en contra del régimen de Maduro que seguramente incluirían a Cuba y a Nicaragua.
Cosa Dos. El llamado de Guaidó a un pacto unitario. Con mucha valentía y a sabiendas de las dificultades, el presidente tiró al ruedo su propuesta. Al comienzo nos pareció disco rayado, pero luego tuvimos que aceptar que no hay otra opción sensata que seguir luchando. La aterrorizante seguidilla guerrera de triunfos de Hitler, condujo a la unidad de muchos países para detenerlo y vencerlo. Esto debemos repetirlo y, además, en su sencilla intuición, los ciudadanos piden a gritos esa unidad.
Se está sugiriendo una consulta popular que también nos sonó a rayado, pero, pensándolo bien, podría ser una gran oportunidad para aclarar los asuntos complejos y añadir nuevas y poderosas herramientas de lucha. Se le podría preguntar a los ciudadanos si prorrogamos el período de la AN, si dejamos a Guaidó de presidente hasta que termine la usurpación, cosa que sugieren (casi exigen) muchos países. Podríamos preguntar, si, por ejemplo, nos unimos al plan Colombia para que abarque a Venezuela y puedan “darle en la madre” a los guerrilleros y narcos que nos han invadido; podíamos preguntar si autorizamos el regreso de la DEA, preguntar si autorizamos a los gringos a vigilar de cerca nuestras costas y a sobrevolar el territorio. En fin, hay muchas acciones de ese estilo que pueden potenciar nuestros pertrechos de combate.
Cosa Tres. Las fracturas del régimen. Así como se oye, el régimen se está fracturando en sectores fundamentales como el político y el militar. La prueba es que a varios de sus partidos aliados los han intervenido con el obediente TSJ. Las declaraciones públicas de los afectados son prueba de que las cosas andan muy mal y el antiguo método de meterles los billetes en la boca para que se callaran, ya no funciona. En el mundo militar hasta se está dando el insólito caso de que “se echa para atrás” una decisión del presidente sobre nombramientos castrenses. Este caso ha mostrado a Padrino López como muchacho de mandado y no como el macho de la cuadra que presumía ser. Dicen que hay más cosas en el caldero.
Todo esto, más las diarias protestas, la falta de gasolina, la deficiencia de servicios, la insostenible inflación, la incontrolable inseguridad, las nuevas pruebas del tráfico de droga y muchos otros entuertos, anticipan la próxima caída del régimen. Hasta las adivinas ya se apuran a limpiar sus cristales y barajear sus cartas para contarnos el futuro posible.
El fin se acerca, aunque parezca imposible después de tantos fracasos. Bien lo decía Bolívar “el arte de vencer se aprende en las derrotas”. La larga historia llega a su epílogo. Los patriotas vencen a los tiranos y comienza un nuevo período donde el viento nos trae aire limpio, fresco y alegre.