En estos tiempos, se suele acusar al «extremismo» , sobre todo opositor, del fracaso en los posibles escenarios de solución politica.
Imagino que los extremistas, siempre se oponen a los espacios de acuerdo, pues sus motivaciones se sustentan en emociones.
Lo bueno de todo este trance, es que la extrema izquierda quedó desnuda en su incapacidad para gobernar de manera eficiente y sustentable, el país.
Teníamos (me incluyo) años tratando de demostrar una incapacidad que, había sido expuesta en otros países. Pero, nadie se muere en la víspera.
Por el lado del extremismo de derecha, en mi interpretación, históricamente no ha llegado al poder; si algo ha sido característico de nuestros gobiernos, es el policlasismo; tanto en las ideologías asociadas a la «derecha» como en las de «izquierda «. De hecho, son muy escasas las organizaciones distinguidas, bajo esa perspectiva.
Quedaría, entonces, preguntarse ¿De qué extremismo hablamos?
En mi interpretación, lo que ha sucedido en Venezuela es que se alinearon los más feroces intintos de la riqueza fácil, a través de organizaciones mafiosas, en control de Estado. Para justificarse y ocultarse, en sus reales fines, utilizaron la cultura del resentimiento social; bandera, por cierto, históricamente levantadas por la izquierda: así llegaron a juntarse.
Hoy, se pretende asumir que el llamado «extremismo de derecha» es el factor que impide llegar a acuerdos de transición. No dudo que tengan cierta incidencia; pero, no es así, para el caso de las mayorías sociales y politicas del país.
Percibo, en esta matriz, una clara intencionalidad de desplazar u ocultar las responsabilidades de la «izquierda » en todo este desastre.
Si bien es cierto, la derecha, aún la policlasista que dominó la llamada «Cuarta República» no logró construir un retrato de identidad compartida, también es una verdad insoslayable, que la «izquierda» ya debe asumir que su fracaso ha sido descomunal.
Desde ahora en adelante, ya no tendremos el discurso comodín de «no haber gobernado». Ya somos parte del fracaso, con denso y largo trecho, mucho mas que la «derecha».
Alexis Andarcia