El 18 de septiembre de 2012, un operativo realizado desde Washington, encabezado por la CIA de Estados Unidos, el MI-6 de Gran Bretaña y la DIJIN de Colombia, permitió la captura de Daniel “El Loco” Barrera, en la ciudad de San Cristóbal-estado Táchira. El reo luego fue extraditado al vecino país y posteriormente a Estados Unidos.
El más buscado capo colombiano, vivía en San Cristóbal, con el resguardo de los cuerpos de seguridad venezolano, hace varios años, hasta que el operativo internacional permitió su captura. Aquella noche en conversación con un editor de un diario zuliano le expuse varias interrogantes y no hubo respuesta, luego de observar un canal de noticias colombiano.
Era inexplicable que el presidente, Hugo Chávez, un opositor de las políticas estadounidense, permitiera la injerencia de la CIA y el MI-6, en una operación en el territorio nacional ¿Qué lo obligó a permitirlo? Frente a la inteligencia estaba el general Hugo “El Pollo” Carvajal, otro solicitado en extradición por Estados Unidos y actualmente prófugo de la justicia española del presidente aliado del chavismo, Pedro Sánchez, que previa a su fuga, lo había liberado.
Otro extraño cabo suelto, era la presencia en el operativo del MI-6 de Gran Bretaña. La razón: la ruta del narcotráfico que se abrió por África, vía Venezuela y los llanos orientales colombianos. Quiénes son los protectores y miembros del los carteles colombo-venezolanos, pues las mismas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, el Ejército de Liberación Nacional (ambas aliadas de Nicolás), militares y cuerpos de seguridad venezolanos.
Para los británicos la ruta Venezuela-África es importante, porque esos narcóticos que llegan al sur de Europa, luego terminan en su país. La conexión vía Malí (suroeste de Argelia), donde hace un par de años se accidentó un avión cargado de drogas proveniente de Venezuela y el gobierno de Chávez tenía planes para construir casas para los pobres, es de interés para la inteligencia de la UK.
Para el editor esas interrogantes no parecieron importar mucho, pero las consecuencias demostraron que en estos intrincados asuntos de inteligencia y guerra tecnológica, relacionar hechos e interpretarlos es fundamental. Para el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es clave demostrar que no solo de palabras y amenazas, se vive en política, más cuando su reelección está amenazada por la sangrienta campaña desatada por los demócratas de Joe Biden, en esta época de pandemias y confrontaciones raciales.
Y una acción contundente tenía que venir para debilitar más al gobierno ilegítimo de Maduro, luego que el Departamento de Justicia anunciara jugosas recompensas por varias cabezas del chavismo, incluyendo la de él. De ahí se desprende la importancia de la captura del barranquillero Alex Saab Morán, un aliado de oscuros negocios relacionados con la compra de alimentos subsidiados, conocidos como cajas Clap, lavado de dinero proveniente de la corrupción, venta de oro y conexiones con grupos armados adversos a Estados Unidos. Por otra parte, previo a su detención en Cabo Verde, la Fiscalía de Colombia había ordenado la confiscación de ocho propiedades, incluyendo su lujosa mansión en Barranquilla, cotizada en 28 mil millones de pesos, y –en noviembre de 2019- abrieron una investigación por lavado a través de ocho empresas. Por otra parte, las autoridades de Italia y Francia confiscaron bienes, dinero y obras de arte a su pareja, la modelo Camila Fabbri, en noviembre de 2019.
El amigo de Nicolás, dicen que maneja información delicada relacionada con los negocios y conexiones rojitas. Fue presentado a Chávez por la comandante Teodora y ex senadora colombiana, Piedad Córdoba, y la primera combatiente, Cilia Flores, tuvo vínculos con el ex presidente, Juan Manuel Santos, y el corrupto ex alcalde de Bogotá y candidato presidencial, Gustavo Petro. Ahora resulta que estos políticos niegan las relaciones. Inicialmente construiría, previo convenio Santos-Maduro, unidades habitacionales para los pobres, a través del Fondo Global de Construcciones, proyecto que nunca se materializó, pero sirvió como enlace para otras operaciones en la industria petrolera.
A Sabb lo capturan, con mucha precisión, en la remota república insular y ex colonia portuguesa hasta 1974, Cabo Verde, cuya capital es Praia y está enclavada en el océano Atlántico, frente a la costa de Senegal, en medio de la nada, cuando la nave en la que realizaba un largo viaje al medio oriente aterrizó para reabastecerse de combustible. A su llegada, funcionarios norteamericanos y la Interpol solicitaron su detención.
Según el periodista Nelson Bocaranda en su columna runrunes las autoridades de Estados Unidos lo investigan y seguían, hace varios años, por lavado de dinero, viajes frecuentes, lujos y compras inmobiliarias. También fue señalado por un profesor universitario de Florida, Bruce Bagley por delitos de lavado de US$ 2 millones; y en uno de sus viajes, con escala en Alemania, estuvo a punto de involucrarse en un escándalo por el tráfico de 700 kilos de oro. Igualmente, lo denunció, la ex fiscal General, Luisa Ortega Díaz por ser testaferro de Maduro.
Sabb era muy precavido con su bitácora de viaje, por eso Bocaranda sospecha que alguien de confianza lo delató a cambio de una recompensa. Lo cierto es que un pez gordo cayó y otros cotizados están muy preocupados. Era la manera contundente de Estados Unidos decir que habla en serio. También es cierto que hasta al mejor cazador se le puede escapar la liebre. Ahora apoyado por gobiernos “cómplices” y rodeado de miembros de los servicios secretos norteamericanos e Interpol, Sabb deshoja la margarita en la precaria prisión, esperando su liberación o extradición a Florida, mientras otras cotizadas cabezas no duermen tranquilos.