Padre Palmar: Con el covid19 la gente se acostumbró a recibir la palabra de Dios vía redes sociales

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El padre Palmar es un referente de la lucha contra la corrupción y un líder en defensa de los derechos humanos en Venezuela que nunca abandonó sus labores como hombre de la Iglesia católica. Actualmente tiene una presencia importante desde el 2.0 desde donde vaticina que terminará mutando el mensaje de paz de las iglesias.

Especial Dámaso Jiménez

“No hay mal que por bien no venga”, es la frase que repite constante el párroco venezolano a los migrantes que llegan a su casa en Saint Cloud y le cuentan sus desventuras, buscando algún alivio espiritual.

El ex párroco de la iglesia Nuestra Señora de Guadalupe en Maracaibo, Padre José Palmar, se autoexilió hace casi 3 años ante las violentas amenazas que recibió del actual gobernador chavista, Omar Prieto y quedó en el limbo religioso luego que la iglesia católica se desentendiera de su trabajo para celebrar la misa y otros servicios religiosos desde algún templo de Orlando por petición de la diáspora venezolana en la Florida Central.

Desde entonces evangeliza y lleva la palabra de Dios como un párroco 2.0, con una extensa feligresía devota que se conecta con su oración a través de sus cuentas en Instagram y Twitter @padrejosepalmar, no solo desde cualquier ciudad de los Estados Unidos sino también de América Latina y Europa.

Convirtió su hogar en una casa sacerdotal con un sencillo estudio para su canal en YouTube, “el canal del cura”, desde donde celebra la eucaristía según el calendario de las fechas santas, con la réplica de la imagen de la Virgen de la Chinita. A nuestra llegada preparaba la lectura del Evangelio según San Juan 6.51-58, para tocar el tema del Cuerpo y la Sangre de Cristo, “fármaco de inmortalidad y antídoto contra la muerte”, Según San Ignacio de Antioquía, a propósito de la misa de Corpus Christi.

Palmar invade las redes cada mañana con “Evangelio Hoy”, un videopodcast de 55 segundos, bajo la producción y dirección técnica del periodista Juan Meuri, que ha tenido un éxito impresionante por la contundencia del mensaje en una cápsula inmediata.

  • ¿Qué lectura le da a la expectativa reinante en las iglesias de la Florida luego del cierre de sus templos por casi 100 días como consecuencia  del coronavirus?
  • La situación de los párrocos es bastante cuesta arriba ante la reapertura de los templos aún en plena pandemia. Recordemos que solo se permitirá el ingreso de un 25% de la feligresía en los establecimientos religiosos. Muchos no están preparados para los cambios que las circunstancias obligan, entre otras cosas la vida útil de estos templos que se hacen insostenibles económicamente, ya que con el covid19 la mayoría de los feligreses se acostumbraron a recibir la palabra de Dios de la eucaristía a través de las redes sociales, unos por el temor a ser alcanzados por la pandemia y otros porque no están a gusto con la normativa que será impuesta para cumplir con los parámetros del distanciamiento social. Cada Conferencia Episcopal de cada país ha impuesto diferentes normativas que en algunos aspectos son más o menos similares en cuanto el uso de la mascarilla, guantes o el uso del antibacterial, pero el culto en si ya no será lo mismo.
  • ¿La pandemia cambiará los rituales de las iglesias?
  • En lo que respecta al menos a la mayoría de las iglesias católicas aquí en la Florida no se permitirá dar la comunión en la boca ni el saludo de la paz que es uno de los rituales más icónicos entre las familias que ahora tendrán que permanecer separadas a cierta distancia. Los rituales dentro de la ceremonia católica que impliquen abrazos, contacto con las manos, o muestras de devoción como tocar las imágenes de los santos serán limitadas, ya que la gente teme que el virus pueda estar no solo en estas efigies sino también en el mobiliario. La comunicación directa dentro de estos rituales terminarán por desaparecer ante los parámetros de seguridad. En muchos aspectos el culto católico tendrá que ser reinventado. Algunas reglas tendrán que cambiar entre la vestimenta de los sacerdotes, monaguillos, sacristanes y devotos ante el altar. La pandemia ha cambiado la vida y las diferentes culturas del ser humano. Sucede en los deportes, las reuniones, los supermercados, los eventos, también será un punto a considerar dentro de las iglesias.
  • ¿Esto afectará económicamente el sostenimiento de estos templos?
  • Sin duda alguna. Con el 25% de asistencia de la feligresía, que es lo que se permitirá en estos establecimientos religiosos, los padres administradores del templo no podrán contar con la limosna suficiente para cubrir los gastos de los grandes templos ni establecimientos de culto, como el costo de la electricidad de los aires acondicionados, el mantenimiento y limpieza de los baños, del mobiliario, el altar y los empleados. Cada parroquia en la Florida tiene 2 templos, uno grande para la celebración de la misa los domingos y fiestas solemnes y una capillita pequeña para los servicios comunes de lunes a viernes. Los grandes templos majestuosos terminarán siendo elefantes blancos con tendencia a desaparecer, quedando las capillitas para los servicios como bautizos, consagración y reuniones. Las grandes basílicas terminarán convertidas en museos por sus piezas de valor histórico. En Alemania ya los templos majestuosos son parte de los circuitos turísticos donde la gente devota paga entrada por visitar y permanecer en este espacio histórico haciendo oración personal, pero ya no son espacios para el culto y la visita cotidiana. Después de la pandemia las iglesias están obligadas a cambiar, la religión tiene que cambiar, es el nuevo reto. No sé cuál será el camino realmente pero en mi caso seguimos manteniendo la fe desde las redes sociales.
  • ¿Hay preocupación dentro de la iglesia por estos cambios?
  • El Papa Francisco teme que el regreso post-coronavirus a los templos no se cumplan de manera exitosa, pero no todos van a poder ir a los templos como usualmente lo hacían. Abrir un templo implica un esfuerzo económico que luce complicado en los actuales momentos. Además la gente descubrió que puede estar conectado a cualquier hora con la palabra de Dios y el párroco de su preferencia desde su teléfono celular. Será una transición difícil pero real, primero porque no todo es misa y no todos los que van a la misa comulgan, los que no comulgan como hábito perderán el interés de ir a los templos y cumplir con las nuevas normas donde tendrán que estar distanciados hasta de sus propias familias. La pregunta que nos haremos más adelante será como mantener templos donde antes asistían mil personas y ahora no pueden recibir ni 250 personas. Las limosnas ya no podrán sostener esas costosas edificaciones cuando lo fundamental es la palabra como labor social de una iglesia.
  • ¿Se puede mantener el contacto con una feligresía desde la distancia de las redes sociales?
  • Algunos sacerdotes, no todos, hemos abordado de manera masiva las redes sociales como forma de llevar el evangelio a los feligreses. Los que ya teníamos trabajo hecho en las redes sociales se nos hizo más fácil poder adaptar nuestra liturgia hacia la feligresía 2.0, otros no han tenido un reaprendizaje rápido y hasta ahora no han podido hacer la transición para conectar su mensaje con la comunidad de devotos que asumieron de forma positiva los nuevos cambios. yo celebro en mi casa la homilía y la misa para unas 10 mil personas que pueden verme a través de Instagram en diferentes tiempos. En vivo me pueden ver unas 800 y he sumado la presencia de hasta 10 mil personas a lo largo de la semana, pero si yo fuera párroco y tuviera una estructura que mantener, esas 10 mil personas no podrían cancelar los gastos de los empleados y mantener el personal.
  • ¿Qué tratamiento cree que debe tener el tema del racismo por parte de la iglesia en la era postpandemia?
  • La iglesia está preocupada por este tema. El racismo siempre ha sido un tema de la humanidad, una mancha de la historia que no ha podido ser superada. Se abolió la esclavitud pero no se ha abolido el odio, se puede haber dado una cierta equidad pero aún existe mucho rechazo. Jesús fue discriminado muchas veces por ser de Nazareth. Le tocó enfrentar el odio hacia los judíos por parte de los samaritanos. Pero habían samaritanos y judíos buenos y malos, de allí la parábola del buen samaritano, con su osadía se ganó la audiencia samaritana que descubrió a través de las palabras del mesías que el odio no tenía sentido, a pesar que hay de todo en la viña del Señor. Jesús tocó ese tema con inteligencia y sabiduría. Aquí hay parroquias eclesiásticas a las que solo asisten personas de un mismo grupo, hay que tener un mejor tratamiento sobre las minorías para bajar los niveles de odio desde las mismas iglesias, porque no basta con dar limosnas, comida o arrodillarse para pedir perdón, hay que hermanar la raza humana desde las minorías, para que los niveles de dignidad no sean nuevamente vulnerados.

@damasojimenez