Jesús Sánchez Melean: Norteamericanos, no suecos

593

La ciudad de Flint vuelve a estar en el centro de las noticias. Esta vez la calidad de su agua potable no la pone en la mira de todos. Esta ciudad al sureste de Michigan ya superó los problemas que ocasionó la contaminación de su acueducto. Sabemos nuevamente sobre Flint debido a las fechorías “supuestamente” cometidas por Shamel Teague, mujer de 45 años, junto a su pareja, Larry Teague, de 41 años, y su hijo, Ramon Bishop, de 23 años.

Este peligroso “trío”, que es lo opuesto a una “sagrada familia”, participó “supuestamente” en el asesinato, a sangre fría de Calvin Munerly, custodio de la tienda Family Dollar en la Quinta Avenida de la ciudad de Flint. Munerlyn, de 43 años, apodado por sus familiares y amigos como Super Duper, recibió un disparo en la parte posterior de la cabeza. Su fallecimiento ocurrió en el hospital, pero el tiro lo recibió durante su jornada.

Munerlyn fue ejecutado por haberle exigido a Shamel, clienta de Family Dollar, que debía portar una mascara facial, o tapaboca. En el estado de Michigan, es obligatorio el uso de las mascarillas en lugares públicos como tiendas de abarrotes. El reporte policial indica que luego que Munerlyn le ordenó Shamel que se pusiera una máscara, ella comenzó a gritarle y escupirlo. Munerlyn le dijo al cajero que no atendiera a Teague.

La mujer salió del establecimiento, “al parecer”, de muy mal humor. El reporte señala que quedó grabado en video cuando el mismo vehículo que había usado Shamel regresó al estacionamiento de Family Dollar con la mujer, su esposo y su hijo. «Uno de los hombres comenzó a gritarle a Munerlyn por faltarle el respeto a su esposa, el otro hombre se acercó a Munerlyn y le disparó”, relata el reporte policial.

Hoy en día, Shamel está presa; mientras, su esposo y su hijo, siguen fugitivos. Estas tres personas han sido imputadas por asesinato en primer grado; posesión de arma de fuego; y violación de una orden ejecutiva del estado de Michigan. Por otro lado, la familia de Munerlyn recoge fondos para poder enterrar al custodio que deja en el abandono a 6 hijos propios y a 3 hijastros que dependían de él.

La pronta respuesta de los policías y fiscales ha sido proporcional a la fechoría atribuida, según los testigos y los videos, a esta poco sagrada familia. El hecho ocurre cuando Michigan ya acumula casi 50 mil casos confirmados de COVID-19 y se han presentado poco menos de 4 mil 500 muertes. Michigan es el cuarto estado de la nación con mayor número de muertes, después de Nueva York, Nueva Jersey y Massachussets.

Las autoridades han tenido que emitir endurecer las restricciones en tres oportunidades. Y los números de contagios y decesos los obligaron a imponer en forma obligatoria el uso de las mascarillas y a extender la primera etapa de la emergencia hasta el 15 de mayo. Estas decisiones han disgustado a muchos. Los medios han reportado por las menos tres manifestaciones muy concurridas frente al capitolio de Michigan.

Yo no tengo elementos de juicio para saber si Shamel se encontraba entre los manifestantes contra las órdenes de permanecer en casa y usar tapaboca. Lo que si me queda claro es que dos de los líderes de esas concentraciones dijeron en televisión que “el usar tapabocas era algo ridículo e inútil”. Ellos invitaron a no usar las mascarillas. Estos manifestantes pedían el imitar la manera en la cual los suecos han lidiado con el COVID-19.

Ellos elogian el sistema de “inmunización colectiva” o “herd inmmunity” como el ideal en vista que no había creado ninguna crisis de los hospitales y la economía había seguido funcionando. Estos activistas enfatizan que en el país escandinavo había pocas restricciones para el intercambio social y hasta los restaurantes y bares seguían atendiendo clientes en su interior.

Las autoridades suecas decidieron que gran parte de la población, que no conforma los grupos de riesgo, se debe contaminar primero para luego quedar inmune. En la medida que gran parte de la población sea inmune el virus no va a llegar hasta los adultos mayores o las personas con padecimientos crónicos. Según esta teoría, los menores de 60 años, completamente sanos, deben hacer su vida normal debido a que serán ellos los que derroten al coronavirus.

Ian Bremmer considera que existen grandes riesgos al copiar esa estrategia en un país como Estados Unidos. Bremmer asegura que los estadounidense son mucho menos saludable que los suecos. Los norteamericanos tienen tasas significativamente más altas de diabetes e hipertensión, dos padecimientos subyacentes muy riesgosos. Cuatro de cada 10 estadounidenses son obesos. Es que los norteamericanos no son como los suecos. ¿Usted que piensa?