Dámaso Jiménez: Oposición desconcertada se hunde en medio de sus contradicciones

695

La oposición venezolana ha malbaratado muchas oportunidades. Su falta de tino, errores sospechosos, intereses  particulares  y desconfianza mutua los ha hecho perder en numerosas ocasiones el foco para implementar un cambio en el país. La oportunidad sirve a Maduro para imponer unas elecciones parlamentarias sin un árbitro creíble.

Pocos países concentrados en la pandemia del covid19 que azota al mundo podrían entender en una mirada los extraños sucesos que se desataron en Venezuela en las últimas semanas, luego de una improvisada incursión fallida integrada por supuestos mercenarios, entre ellos 2 exboinas verdes norteamericanos y militares desertores venezolanos, con saldo de 8 muertes y más de 50 detenidos.

La asonada fue infiltrada por militares chavistas desde su inicio a mediados del 2019, según confesión del segundo al mando del régimen, Diosdado Cabello. La improvisada acción terminó convertida en un gran desastre, sin planificación ni estrategia.

El episodio sirvió a la presionada gestión de Maduro para implosionar lo que queda de oposición e intentar remover el liderazgo de Juan Guaidó, hasta ahora apoyado por EEUU y más de 50 países, quien ha visto afectada su credibilidad ante la guerra de fakes y media verdades por un evento mediocre y sin sentido que trastornó aún más un país sin agua, ni electricidad, ni gasolina, ni internet, sin hospitales, sin confianza en los informes sobre el coronavirus que anuncia el gobierno, sin moneda y con la corrupción e inflación más alta del planeta.

Luego de tres semanas del hecho los más radicales del régimen de Maduro parecen empeñados en comprobar la participación de Juan Guaidó en una operación que pretendía secuestrar a Maduro y presentarlo a los EEUU,  aunque por el momento no han hecho efectiva su amenaza de arrestar al líder opositor.

Crónica de una sorpresa anunciada

La operación Gedeón que sucedió en dos puntos alejados entre sí, en las costas de Macuto en el litoral central del estado Vargas y en las playas de Chuao en el estado Aragua, nunca terminó de ocurrir. Implementada entre el 3 y 4 de mayo pasado por una compañía militar privada con sede en Florida, Silvercorp USA, y una veintena de soldados disidentes y rebeldes civiles que según la información oficial se encontraban en Colombia, fue traicionada desde dentro por elementos infiltrados de Maduro.

Antes de llevarse a cabo ya la sorpresa era conocida no solo por las agencias de inteligencia del régimen, asesoradas por el G2 cubano, sino también por los reporteros de Associated Press, quienes publicaron dos días antes un extenso trabajo con el fundador de Silvercorp USA, Jordan Goudreau, sobre los pormenores de la acción que se llevaría a cabo, denunciando además  un supuesto incumplimiento de contrato, que habría sido firmado presuntamente por el presidente interino Juan Guaidó, así como por dos de sus colaboradores de estrategia, quienes asumieron su responsabilidad, aunque negaron la participación del líder político venezolano.

A pesar que aparentemente nadie se fió de tan nefasta operación y los involucrados manifestaron que se desentendieron del mismo, el fundador de Silvercorp decidió llevar a cabo el ataque, motivado posiblemente por la recompensa multimillonaria ofrecida por la justicia norteamericana por la captura de Nicolás Maduro, cuya cabeza tiene un precio de 15 millones de dólares. El supuesto plan consistía en capturar a Maduro y otras altas figuras contra quienes pesan acusaciones federales desde marzo del 2020 por narcotráfico, lavado y corrupción. La recompensa por este grupo vinculado al cartel de los soles, es de 10 millones de dólares por cada uno.

 Los 60 aventureros y dos exboinas verdes estadounidenses contratados por Silvercorp habrían sido emboscados, ocho de ellos asesinados por órdenes expresas y el resto interrogados en vivo para la televisión oficial y convertidos luego en prisioneros de guerra.

Los exboinas verdes, Luke Alexander Denman de 34 años y Airan Berry de 41 años, serán acusados de terrorismo, conspiración, tráfico de armas de guerra y asociación para delinquir según el fiscal Tareck William Saab. El delito de terrorismo es castigado con penas de 30 años de cárcel según las leyes venezolanas. El secretario del departamento de Estado de EEUU, Mike Pompeo, dijo que harán esfuerzos para repatriar a los ciudadanos norteamericanos, pero los mismos son un trofeo de guerra de la revolución comunista. Maduro respondió que Denman y Berry serían enjuiciados en Venezuela.

La ventaja que saca Maduro

El episodio sirve a Maduro no solo para acusar a Guaidó y los EEUU de buscar un magnicidio y orquestar un supuesto golpe de Estado, sino también para buscar remover al “intocable” líder opositor, por considerarlo la piedra en el zapato para sus planes de eternizarse en el poder.

Hasta ahora lo más relevante es que la acción, predeterminada o infiltrada,  logró dar un tajo contundente a los logros alcanzados por el liderazgo de Guaidó en los últimos meses con una gira exitosa por EEUU y Europa, y erosionó la supuesta unidad de la que se jactaban en los partidos de la oposición, cuyo principal capital se basaba justamente en el apoyo internacional para lograr el cese de la usurpación de la dictadura de Maduro impuesta desde el 20 de mayo del 2018 e intentar recuperar la democracia y la economía en el país petrolero.

Pero el pasado fin de semana una publicación del portal de noticias Bloomberg descubrió una grieta de intrigas y conspiraciones que se vendría gestando dentro de las filas de la oposición venezolana, al evidenciar presuntas reuniones realizadas entre opositores y funcionarios del departamento de Estado norteamericano para pedir el cese de apoyo al liderazgo de Juan Guaidó.

Aún cuando Guaidó y la administración de Trump han negado en todo momento haber tenido conocimiento del fraudulento plan, personajes de la oposición venezolana han aprovechado la ocasión para minar el liderazgo de Guaidó, al punto de exigir su salida de la misión encomendada, en un cambio de táctica que luce contraproducente, como quien cambia de caballo en plena carrera.

Primero Justicia hizo pública una carta de rechazo a la operación que habría sido negociada en octubre del 2019 por 213 millones de dólares con la empresa Silvercorp de Florida, para invadir el país y derrocar a Maduro

El rechazo abierto y notorio ha provocado un obvio distanciamiento entre dos partidos hermanados en sus raíces como Voluntad Popular, donde pertenecen Juan Guaidó y Leopoldo López, y Primero Justicia, la organización donde militan Julio Borges y Henrique Capriles, este último dos veces excandidato presidencial, quien públicamente habría retirado el apoyo a Guaidó, aunque luego del escándalo desatado en las redes no quedó otra cosa que desmentirlo y encerrar el conflicto en el escaparate de las medias verdades.

Nadie confía en nadie

Según la nota de Bloomberg, Capriles ha catalogado a Guaidó de haber fracasado y ha reiterado que se hace necesario negociar con Maduro y acudir a unas parlamentarias en diciembre de este año, a pesar que el órgano electoral denominado CNE, ha sido el mayor trauma de los venezolanos por considerarlo altamente fraudulento. A puerta cerrada algunos sectores de la oposición consideran que debe surgir otro liderazgo que sustituya a Guaidó y cambiar la estrategia que lleva a cabo.

Recientemente una opinión más sensata dentro de las filas de la oposición como Antonio Ledezma, ex alcalde metropolitano de Caracas, acusado de conspiración y asociación para delinquir y preso político de Maduro, que logró huir hacia España, ha referido que aún cuando el país ha demostrado unidad, el problema de la dirigencia política es la carencia de confianza entre ellos mismos.

“Sin confianza entre la dirigencia no saldrá adelante ningún plan estratégico, mucho menos cuando esa estrategia se modifica eventualmente de la noche a la mañana, sin explicaciones ni argumentos válidos que justifiquen esas volteretas tácticas”.

Ledezma y parte de la oposición que no forma parte del G4, que es el grupo de los partidos mayoritarios, ha señalado que no avalarán ninguna elección organizada por Maduro, por considerar que las instituciones de Estado se encuentran secuestrados por la dictadura para su permanencia en el poder.

Para Ledezma resulta insólito que dentro de la oposición todos den por hecho la versión de Maduro sobre la extraña incursión militar y terminen retirando ipsofacto el apoyo a un  líder emergente como Juan Guaidó, que cuenta con el respaldo de más de 56 gobiernos del mundo, que fue ovacionado de pie en la sede del Congreso estadounidense por todos los factores políticos de EEUU y que acaudaló un respaldo sin precedentes dentro y fuera de Venezuela.

“Lo lógico es dar un golpe de timón, corregir los errores, en algunos casos errores sospechosos, y mantener la estrategia en unidad para cesar la usurpación de Nicolás Maduro”, alertó

@damasojimenez