“Muchas de las cosas que están pasando son tan increíbles que tendemos a no creerlas, aunque las tengamos delante”.
(Richard Senette, El País 18 de agosto de 2018)
Las historias del capitalismo y la democracia han demostrado que la superación de las adversidades las fortalecen, más en un mundo cada vez más complejo, pero a la vez más frágil, que necesita cambios profundos dirigidos hacia aspectos más humanos y espirituales , buscando respuestas más cercanas al hombre y a la naturaleza.
El mundo parece más complejo y privilegiado, por la confluencia de conocimiento y tecnología. Los tiempos de cambios son más cortos y rápidos, las comunicaciones integran a los países casi en tiempo real y la evolución del transporte dinamiza el intercambio permitiendo que la globalización se produzca obligatoriamente entre países en diferentes escalas, y los paradigmas ideológicos, culturales, religiosos y familiares lógicamente sean afectados.
Los países desarrollados se ufanan de construir de grandes y ostentosas edificaciones, modernos sistemas de comunicación, uso de tecnología en todos los aspectos de su vida diaria y en el campo militar y de seguridad; pero a la par de esos avances los modelos ideológicos, sociales, jurídicos y culturales que facilitarían esa necesaria convivencia, no van al mismo ritmo. Sin fe y vacilando han generando la crisis multidimensional del Coronavirus Covid-19.
Ya advertía la presidenta del Banco Central Europeo y ex directora gerente del Fondo Monetario Internacional, la francesa Christine Lagarde, sobre la necesidad de afrontar la pandemia con lineamientos bien definidos y consensuados, entre organismos internacionales y países, para encarar el problema. Sin embargo, la realidad muestra que las grandes potencias y el resto de las naciones divergen en sus praxis sanitarias, haciendo poco efectiva el conocimiento y la tecnología existentes para reducir los efectos.
La realidad muestra a políticos y empresarios afanados para sacar provechos egoístas; otros trabajan sin estrategias comunes y toman iniciativas pensando en favorecer limitadamente a sus empleados o ciudadanos. Las potencias resguardan sus intereses y piensan en lo que va a pasar mañana y midan sus fuerzas económicas y militares, “el más fuerte sacará ventajas”.
En el caso de Latinoamérica presenta un mosaico temático complejo porque posee 50% informalidad en su población calculada en 650 millones de habitantes, una acentuada desigualdad, sistemas de atención médica con coberturas limitadas, programas sociales no equitativos que responden más al clientelismo político que a la importancia de beneficiar a los ciudadanos, tal como lo planteó en la homilía del Domingo de Ramos /27 de marzo de 2020), el Papa Francisco. Desinformación poblacional que afecta la atención a los más necesitados y la estimación de recursos para atender las ayudas económicas en situaciones críticas, como lo señala Rubén Lo Vuolo del Centro Interdisciplinario de Estudios de Políticas Públicas de Argentina (Ciepp) en entrevista con la BBC Mundo (30 de marzo de 2020).
La capacidad de respuesta de la región dependerá de sus condiciones internas, advierte Lo Vuolo. Ante el efecto de la falta de ingreso en la población informal, es difícil mantenerlos encerrados y por ende afecta las políticas sanitarias de tenerlos en casa o limitar el contacto. “La pandemia se expande por motivos que son ajenos a la persona que vive en un barrio marginal y sale a la calle porque necesita ir a buscar agua o su sustento”.
Crear por ejemplo, “un ingreso universal incondicional de cobertura” tal como se está experimentando en varios países de Europa y Estados Unidos, es una opción para resolver el problema del ingreso; o un sistema de salud incluyente que favorezca a los más necesitados, sin caer en las advertencias de Richard Senette (El País, 18 de agosto de 2018): “lo gratuito implica siempre una forma de dominación”, o “lo que veíamos como útil ahora se revela como una manera de meterse en la conciencia de la gente antes de que podamos actuar”, al referir a los derechos sociales que generará la pandemia en materia financiera, de seguridad nacional o salud.
Latinoamérica recibirá el impacto de la recesión mundial, incrementará su tasa de desempleo, reducirá su Producto Interno Bruto, aumentará las limitaciones de las libertades públicas; pero también tendrá la oportunidad de aplicar acciones incluyentes que faciliten las transferencias de recursos de forma ágil y amplíe sus beneficios a los sectores menos favorecidos o utilizar los big dates para hacer más confiable y eficiente la gestión pública, de la mano de organismos y empresas internacionales.
Lo Vuolo enfatiza en la transformación de los sistemas de tributación de la región que deben ir a los generadores de riqueza directamente y no focalizarse en los impuestos indirectos (IVA) y las exportaciones exclusivamente, para generar ingresos más sanos. Los políticos corruptos y populistas tratarán de sacar provecho de la situación, tergiversarán información para beneficiarse y aprovecharán la transferencia de recursos para afianzar el clientelismo.
Países como Colombia, por ejemplo, muestran fisuras en una sociedad resentida, violenta dividida, con dirigentes corruptos y excluyente, con sectores poco interesados en sacar al país del problema, criticar sin plantear opciones constructivas y más propensas a aprovechar la situación con fines electorales. El caso de la alcaldesa de Bogotá (Colombia) Claudia López, exaltando la xenofobia contra los inmigrantes venezolanos, es una evidencia, olvidó el cobijo que dieron sus vecinos cuando la violencia se recrudeció y muchos connacionales campesinos, familias enteras y profesionales emigraron durante décadas para mejorar sus condiciones de vida, aprovechando la bonanza petrolera.
En el caso Venezuela, para el presidente encargado, Juan Guaidó, este momento es oportuno para emprender acciones contundentes con aliados claves como Colombia y Estados Unidos, para utilizar los fondos externos que ya administra, canalizar la ayuda humanitaria para atender a los casi dos millones de venezolanos que viven en su mayoría informalmente, evitando que su retorno se convierte en otro problema interno más para el país.
El mundo post Coronavirus chino o Covid-19 puede aprovechar las lecciones (particularizando en cada realidad nacional si es necesario pero manteniendo el objetivo prevaleciente democrático y capitalista) para fortalecer sus sistemas financieros y responder ante los fenómenos del “Cisne Verde” que afectan social y económicamente a todos por igual; diseñar formas diferentes de recaudación de tributos y de garantizar los ingresos de forma equitativa, enfatizando en los más necesitados; instrumentar políticas sanitarias comunes y fortalecer sus organismos multilaterales ( -por ejemplo- la Organización Mundial de la Salud) e integrar redes de investigación (universidades, laboratorios, empresas). Respuestas ante la adversidad que pueden robustecer a las democracias y al mismo capitalismo.
El historiador israelí, Yuval Noah Harari de la universidad hebrea de Jerusalén y autor del libro “Sapiens: Una breve historia de la humanidad” (BBC mundo 10 de abril de 2010) al analizar el contexto de la epidemia obliga a realizar cambios rápidamente, el conocimiento de hoy lo permite. “las elecciones que estamos tomando para combatir el Covid-19 darán forma a nuestro mundo en los años venideros”.
Harari dice que los gobiernos pueden optar por cooperar globalmente, intercambiar conocimientos, ser solidarios socialmente y dar empoderamiento al ciudadano; o simplemente tomar medidas aislacionistas (a corto plazo puede ser recomendable) nacionalistas. “La humanidad tiene todo para vencer la epidemia, científicos, resultados para determinar el origen de la enfermedad, tecnología médica y recursos económicos”. Queda ahora definir cómo usar ese poder político y científico.
Cita como ejemplo que ya los chinos han desarrollado el reconocimiento facial del afectado y secuenciado el virus SARS CoV-2 y hay varias investigaciones más realizadas en otras partes del mundo que permiten deducir que se puede desarrollar la vacuna utilizando lo último en tecnología médica e innovación. El futuro también obliga a definir el uso de las tecnologías de vigilancia que pueden aplicarse para bien (control y atención médica) y para mal (espionaje).
El llamado del Papa Francisco en la homilía de resurrección invita a no rendirse ante la adversidad. A romper las piedras que encierran el corazón ante la desesperanza. Es de ánimo para vencer ese miedo que paraliza e impide ver las bondades del conocimiento que ya tiene el hombre en sus manos para ser utilizado en la solución de la crisis del Coronavirus. El mensaje papal se une al de Harari y Senette, para que el milagro de la resurrección llene de esperanza al hombre que tiene en sus manos las herramientas y opciones para derribar ese temor paralizante y construir un mundo mejor
@hdelgado10