Alexander Acosta Guerra: El Ghetto del Zulia

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La naturaleza criminal de los socialistas venezolanos no me es extraña. Desde joven sentí una inmensa curiosidad sobre el tema de la Alemania Nazi (Nacional Socialismo), ese oscuro periodo entre 1923 y 1945 en el que todos los seres oscuros del mundo se congregaron en un pequeño espacio de Europa.

Esa naturaleza criminal de los socialistas me hizo identificar con prontitud al genocida de Hugo Chávez en 1995 como una amenaza creíble. Me opuse como simple ciudadano a su libertad, a su candidatura y a su elección.

Una gota no hace un Océano.

Desde hace años, los socialistas criminales conocidos como “chavistas” iniciaron una campaña de sometimiento especial en contra del pueblo del Zulia. De hecho, nuestro gentilicio nos hace diferentes al resto de los venezolanos y eso hizo que para el chavismo nos convirtiéramos en un “objeto de estudio y control social(ista)”.

Lo que sucede con el Zulia es una operación de Guerra Psicológica muy avanzada. El concepto es muy viejo, se llama “Desesperanza Aprendida” y se aplicó en muchas partes del mundo. Sin embargo, una de esas partes adquirió un notable renombre fue el Ghetto de Varsovia, un pequeño espacio dentro de la antigua ciudad Polaca en el que los Nazis (predecesores del chavismo) experimentaron con una población cautiva a la que sometieron a tratos criminales y a la que fueron sistemáticamente asesinando. El asunto del Ghetto era parte de un plan mucho más amplio, que era el asesinato de todos los Judíos de Europa, la Solución Final del Problema Judío.

En el Zulia han implementado algo parecido, con el aval de la falsa oposición, que se ha sometido silente, mientras negocias con los jefes del capo que dirige la campaña contra el Zulia, un criminal llamado Omar Prieto.

Los primeros ataques contra la propiedad privada se dieron en el Zulia, y los primeros en responder al Tirano de Chavez fuimos los zulianos, con marchas y protestas en todo nuestro hermoso Estado.

El petróleo, la Sierra de Perija, nuestras fertioles tierras, nuestro Sistema Electrico, nuestra industria avícola, nosotros como venezolanos fuimos objetivo del difunto traidor.

Instauraron controles biométricos para poder comprar comida, para cargar gasolina. Es como si nos hubiesen puesto una estrella amarilla de seis puntas en el pecho. Sin el permiso de la tiranía no podías comprar ni comida ni gasolina formalmente; eso incentivó el mercado negro de esos productos, incrementando sus precios, y sacando los mismos del alcance de las matyorías. Usando las leyes del Mercado, hicieron dependientes a las mayorías de los alimentos controlados por la Tiranía.

Con la gasolina sucedió algo parecido. Los vehículos zulianos eran identificados con una calcomanía; el vehiculo que no la tuviese no podía ser surtido formalmente de combustible, abriéndose una ventana inmensa para el mercado negro de combustible. Además de la calcomanía, se impuso un tope de consumo por vehículo, esto en un Estado Productor de Petroleo.

En el Zulia, uno de los Estados que menos dependía de GURI, la tiranía de Chavez nos quitó el control de la administración del Servicio Electrico, pasándoselo a una dependencia nacional. Nuestra infraestructura eléctrica fue dejada al olvido, y gradualmente nuestra capacidad de producción eléctrica fue reduciéndose, haciéndonos cada día más dependientes de GURI.

Cuando se logró el nivel de dependencia adecuado, comenzaron las fallas a incrementarse, y en 2012, si mal no recuerdo, se comenzaron a imponer los raciona-mientos eléctricos.

Poco a poco nos fueron cercando, quitando nuestros espacios, nuestra libertad. Construyeron un inmenso muro a nuestro alrededor.

Tratar de explicar a nuestros coterráneos que teníamos que presentar nuestra cédula para comprar arroz era algo complicado, hasta que les empezó a tocar a ellos.

Nos usaron como un laboratorio para implementar las medidas a nivel nacional, fueron midiendo cada respuesta y calibraron todo, para imponerlo paulatinamente en otros espacios de Venezuela.

Usaron nuestro gentilicio en nuestra contra, nos estudiaron, nos infiltraron, nos dividieron, nos impusieron falsos líderes.

Nuestras reuniones eran reportadas a nivel nacional, y los órganos de represión preparados para atender las protestas, antes de ser anunciadas.

Traidores dirigieron nuestro Estado, dizque representándonos, mientras nos entregaban a todos a la Tiranía cubana, como trofeo. El Estado con mayor producción en todo, terminó siendo un pueblo abandonado del lejano oeste.

Todos los zulianos, excepto los inscritos en el PUS fuimos obligados a usar la Estrella Amarilla. Los pocos que nos negamos a ponérnosla, tuvimos que inventar formas alternativas de suministro de alimentos, para no terminar muriendo de hambre.

Fue una lucha desigual. Más de dos millones de venezolanos en contra de veinte o treinta mil funcionarios de la tiranía. Ellos portaban con orgullo su insignia, el 666 de su bestia, Hugo Chavez.

Fuimos y somos sometidos a un genocidio silente, disfrazado de “Emergencia” de lo que sea, que ha justificado persecusiones, asesinatos, muertes por hambre, por enfermedades, éxodos y muchas humillaciones.

Los pocos que alzamos la voz, pronto nos conseguimos solos. Algunos de nuestros aliados, portando la estrella amarilla, llevaban en su bolsillo el número de la Bestia.

Dejó de importar la razón. Solo eran relevantes los intereses de los portadores del número de la Bestía.

El hambre, la basura, el hampa, la muerte, tomaron nuestras calles, y nos obligaron a encerrarnos en lo que quedó de nuestros hogares, llenos de carencias.

El liderazgo opositor solo sirvió para hacer falsa bulla. Gritaban lo más alto que podíam solo para disimular los alaridos de nuestros hermanos pidiendo auxilio. Gritaron para silenciarnos. Quedamos solos en el Occidente del país.

Solo nuestros hermanos tachirense han podido sentir algo parecido. Sin embargo, a San Cristobal no lo convirtieron en un Ghetto. Al Zulia entero sí.

La complejidad del momento requiere que nuestra dirigencia entienda el contexto real y se ajuste a este, y con una visión más clara, emprenda la lucha desde sus espacios en contra de la Tiranía chavista, entendiendo que la negociación es imposible. Solo el sometimiento absoluto del enemigo podrá liberarnos de nuestro destino, la esclavitud. Y ese sometimiento no será manso. Solo la fuerza podrá derrotarlos…

Nuestra falsa dirigencia decidió venderse a nuestro enemigo, que es mucho más grande que el imbécil de Maduro. Unas cuantas monedas bastaron para que esa vieja dirigencia constituida en parte por una corrupta juventud se vendiera a los intereses criminales… Las emblemáticas treinta monedas de plata.

Hoy un (I)mberbe dirige las campañas de la falsa oposición, encumbrado en un falso poder, que nos llevan a esa Desesperanza Aprendida y a nuestra Esclavitud Voluntaria.

NO TODO ES MALO

Miles de Venezolanas en nuestra tierra y fuera de ella hemos demostrado claridad, honestidad, disposición a la lucha; miles nos hemos sacrificado, miles podemos contribuir en #LaSalida.

Solo requerimos ponernos de acuerdo entendiendo que ni el (I)mberbe ni sus cómplices pueden formar parte de esa gesta libertadora.

No es complicado, solo requiere de nuestra determinación, voluntad, de un Plan bien concebido y de algunos recursos, nada que no hayamos hecho antes.

El Ghetto del Zulia es un ejemplo de lo que son capaces los criminales chavistas, para que en el resto de las regiones de Venezuela terminen sometiéndose de manera voluntaria.

Para finalizar, a los nuestros Aliados del Norte que han decidido cortar suministros a nuestros enemigos, si necesitan una Cabeza de Playa, el Norte del Zulia es un buen sitio para empezar.

Welcome Home Yankees!, In God We Trust!.

¡EN DIOS CONFÍO!

Alexander Acosta Guerra