El pulso político Estados Unidos-Venezuela y entre Gobierno y oposición continúa
su curso, esta vez en medio del esfuerzo mundial para contener la pandemia de
coronavirus. La estrategia de cambio de gobierno sigue vigente, aunque el
componente relativo a una potencial intervención se ha atenuado.
Las fichas siguen moviéndose en el tablero, quizás con mayor lentitud, pero de
forma imperturbable. Uno de los vectores de la estrategia, el de las sanciones,
permanece inmutable. Y otro de ellos, el de imagen de poder dual, luce debilitado,
pero se hacen esfuerzos para que cobre vigor.
También se perciben “movimientos en el bullpen”, que corresponderían a futuros
desarrollos del conflicto. Recientemente se conoció que Carlos Trujillo fue
postulado por Donald Trump para subsecretario del Departamento de Estado para
el Hemisferio Occidental. A su vez, Trump designó a John Barsa como nuevo
director de la Usaid.
Con estas designaciones, cuatro cubanoamericanos se encontrarán ubicados en
posiciones clave de Washington: Mauricio Claver-Carone en el Consejo de
Seguridad Nacional; Carlos Trujillo en el Departamento de Estado; Marco Rubio
en el Senado y ahora Barsa al frente de la agencia Usaid.
SANCIONES
La crisis epidemiológica del coronavirus no ha conducido a que se hayan tomado
decisiones para levantar o aminorar el alcance de las sanciones, dirigidas a
obtener el resultado político de un cambio de gobierno. Hasta hoy, se ha
mantenido su ejecución día a día.
A pesar de las circunstancias y de la situación generada por el coronavirus,
prosigue el embargo a la venta de petróleo venezolano, la prohibición del pago de
importaciones a través de la banca internacional y el bloqueo de los fondos
venezolanos en Reino Unido, Portugal y otros países.
FMI
El Gobierno ha pedido ayuda a las organizaciones internacionales para que
ingresen al país suministros médicos, lo que se explica, dadas las necesidades y
la sumatoria de circunstancias, que incluyen el deterioro de la industria petrolera
por mala gestión, el bloqueo económico que sufre el país y la caída de los precios
del petróleo.
Entre las gestiones, se ha solicitado al Fondo Monetario Internacional el acceso a
los recursos destinados a combatir el coronavirus. Es posible que la petición sea
negada por razones políticas, es decir, a consecuencia de que se le daría
prioridad al plan de cambio de gobierno, de modo que esta negativa sería un
instrumento adicional de la estrategia política en desarrollo.
Por su puesto, se conocen las innumerables veces en que el Gobierno ha
denostado del FMI en términos extremos. Pero el rechazo al consenso de
Washington fue universal y las críticas sustentadas de numerosos economistas a
los programas de ajuste del FMI son válidas. La retórica gubernamental no es
excusa para negar la ayuda.