Amos Smith: El triste oficio de quebrar espíritus

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Mucha gente se pregunta cómo hemos llegado a estos tiempos de cambalache, donde la desmemoria triunfa rotundamente. Porque aunque algunos delirantes por ahídicen que somos el país más feliz de la tierra, siento que vivimos en un tiempo congelado, más bien parecido a una unidad de cuidados intensivos, como si permaneciéramos en un limbo de la historia.


Este Estado fallido, se ha llevado por los cachos a los espíritus más formidables. Ellos saben que solo con minar la cotidianidad pueden provocar el cansancio de la gente que se les opone y los seguidores que se la calen, como un sacrificio necesario para llegar a la meta de la prosperidad. Solo que esa meta es como intentar alcanzar el final de un arcoíris.Si no es en el 2020 será en el 2025. Y así sucesivamente. Promesas eternas de quienes lo destruyeron todo y ahora pretenden construir algún día, pero sin fecha de caducidad.


Mucha gente se cansó de marchar y luchar. Quemaron las naves y se fueron de un país sin oportunidades.


Otra decide quedarse porque no tiene cómo irse y se queda en este inmenso campamento nacional a sobrevivir como se pueda.


He aquí el gran logro de esta invención del pasticho mentalcocinado en soberanía. Oye tú, con un desangrado son, corazón. Y a la espera de la cuadragésima venida de José Luis Zapatero para celebrar su solidaridad con el absurdo.


Aquí priva el oficio de quebrar espíritus. La revancha con las comiquitas, donde ahora, los malucos son los ganadores. Donde seamos todos los cómplices de un país absurdo.
En realidad es una lucha espiritual contra un rival sin escrúpulos. No hay que ser Carlos Fraga para verlo.


Un mes sin agua, una noche sin luz, una cesta alimentaria inalcanzableo las excusas increíbles, dignas de: “Aunque usted no lo crea”,cumplen un cometido muy útil a la hora de extinguir cualquier ánimo.


Es una epidemia de conformidad que debe contagiar la rebeldía. La única inconformidad que debe existir debe ser para desanimar a los que intenten hacer algo para cambiar las cosas.


Hay que alimentar la frustración de un pueblo y eso incluye la de los adeptos para que sientan siempre que esto es lo que hay.


Pero así como no hay crimen perfecto, tampoco hay dictadura perfecta.Hay quienes recuerdan los tiempos, dónde un salario mínimo alcanzaba para un mercado.A lo largo y ancho de esta nación, hay quienes hacen su parte para mantener viva una llama interna. Hay espíritus indomables que resisten todo el arsenal para hundir almas. Así de inmensa es la fé.


Siempre es un tema reiterativo, el daño espiritual que le hacen a nuestro país las hordas del teclado. Si te obstinaste y te fuiste de la casa familiar, no pretendas exigir de que color habrá que pintar sus paredes, porque lo que vivimos lo sabemos quienes nos quedamos. Necesitamos tu apoyo y tucomprensión, porque esto es una confrontación monumental.
El showman de los miércoles, hace burlitas socarronas con aquello de que esto es una lucha del mal contra el bien.Pues de eso se trata. Y es tan imperceptible como una gotera sobre una piedra. Pero como la soberbia es sorda y ciega, no podrán ver jamás la gotera que hay en cada corazón. Guerra avisada no mata soldado, pero lo mortifica que jode. Para decirlo en palabras de un aliado revolucionario como lo es el cantautor cubano Silvio Rodríguez, como una metáfora de cómo se les devuelven los deseos y el tren de la vida.
Un corazón quiso saltar un pozo


Confiado en la proeza de su sangre
Y hoy se le escucha delirar de hambre
En el fondo oscuro de su gozo.
Que son, desangrado son, corazón.

Amos Smith