Se cumple la profecía: Venezuela se queda sin gasolina. Ya suman 18 estados los que padecen este calvario. En mi artículo publicado el pasado 22 de octubre, voceros del sector ya anunciaban que progresivamente se irían cerrando más estaciones de servicio a lo largo y ancho del país hasta que llegaría el momento, a finales de año, que se acabaría el combustible. Pues ese momento llegó.
Cada vez son más las ciudades que sirven de escenario de largas e interminables colas para el abastecimiento de gasolina. La escasez que hasta hace unos meses se focalizaba principalmente en los estados fronterizos, hoy golpea con fuerza al centro del país. Valencia, Barquisimeto, Acarigua, Barinas, Puerto Ordaz, Mérida e incluso Caracas, son algunas de las que se suman a la lista del terror encabezada por los estados Zulia y Táchira, donde sus habitantes pueden pasar días enteros para abastecerse.
En el caso específico del Zulia, de las 210 estaciones de servicio existentes, desde octubre apenas funcionan menos de la mitad ya que cada vez hay menos combustible disponible para cubrir la demanda. Dependemos de lo que quieran y puedan enviarnos desde Falcón donde los inventarios están en cero. La prioridad la tienen las consideradas estratégicas, es decir, las que cuentan con mayor cantidad de islas, tienen planta eléctrica y trabajan en horario extendido. Si desde hace dos meses ya se compartía una gandola de 38.000 litros entre 2 y 3 estaciones de servicio, hoy la distribución está más restringida de allí que si antes se despachaban 600 carros por día en una sólo bomba, hoy apenas se atienden 200.
Antes de la crisis, sólo en el Zulia se distribuía un buque semanal con 600.000 litros de gasolina, pero hoy ese mismo buque que ahora llega, en el mejor de los casos, cada 15 días, se comparte con Mérida, Táchira y Trujillo, estados que se alimentan del combustible que se distribuye a través de Bajo Grande. Estos 4 estados son el eslabón más débil de la cadena porque se surten a través de barcos y no por poliductos como sucede en el resto del país.
La razón fundamental del desabastecimiento es la reducción significativa de la producción, que unido a las constantes fallas eléctricas, empeoran el escenario. Según cálculos del mercado automotor, en Venezuela se requieren 170.000 barriles diarios de gasolina, pero sólo se producían, hasta octubre, 65.000 en el Complejo de Refinación Paraguaná. Hasta hace un tiempo se tapaba la escasez con la importación de 90.000 barriles diarios que dejaron de entrar al país una vez aplicadas las sanciones por parte de Estados Unidos.
Mientras los venezolanos tenemos que calarnos las colas de días enteros para intentar surtir, el oficialismo se dedica a aliviar la crisis en Cuba con el envío desde Amuay del buque Alicia, que zarpó el 5 de diciembre cargado con 50.000 barriles de combustible ¡Qué arrecho! En definitiva, luz pa’ la calle y oscuridad pa’ la casa.
@gladyssocorro