En toda novela siempre prevalece un protagonista. Su ingenio para destrabar los conflictos o los modos precisos para desarrollar su personalidad deslumbrante lo convierten el eje central de la trama. Pero en ocasiones, la figura principal puede ser el malvado cobarde y ruin de la historia. Las fechorías, sus risotadas a mandíbula batiente y sus decisiones para propiciar el mal en otros, pueden copar nuestro interés y anidar sus acciones detestables en cada página de ese tomo de emociones y conflictos.
Algo similar sucede con Venezuela. Son tiempos sulfurosos para sus ciudadanos, quienes tienen a sus gobernantes orgullosos de accionar un sistema perfecto para la miseria. El mundo entero lo sabe ya, con cabeza pensante y amueblada de convencimiento. Por eso la ONU quería dedicarse por completo en su asamblea general, a la desazón generada por el cambio climático y evitar cualquier colapso apocalíptico inconmensurable. Pero nuestra realidad se lo impidió.
La saña aguda sembrada en el continente, con emigrantes sometidos a su propio destierro y señalados en muchas ocasiones de incómodos, por atiborrar a las otras naciones con su presencia y su dolorosa realidad, complica el panorama para la continuidad de este sistema oprobioso y demencial. Bien lo dijo el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, quien no deja de sorprenderme a estas estas alturas por su cambio sorpresivo de posición política: “hemos salido de ese engaño, el falso socialismo del siglo XXI, el cual no existió jamás. Ecuador habría acabado como Venezuela”.
No solo su acertada intervención en la ONU fue de mi agrado. El presidente colombiano, Iván Duque, nos regaló otro motivo para soñar con determinaciones futuras: “Mi gobierno tiene pruebas fehacientes y contundentes que corroboran el apoyo de la dictadura, a grupos criminales y narcoterroristas que operan en Venezuela para atentar contra Colombia”. Su frase terminante y estremecedora, vino acompañada por un dosier de imágenes que entregó con emoción a la asamblea en pleno.
Este nuevo encuentro en Nueva York no fue en vano. Lo digo convencido que puede ser el abreboca de acontecimientos imperturbables en los días próximos. Donald Trump se reunió con varios de sus homólogos de América Latina y dejó en claro que los tormentos de nuestro país siguen estando entre sus prioridades.
Habló de una coalición histórica que necesita alcanzar la meta de sacar al dictador de su trono: “estaremos con el pueblo venezolano todos los días hasta que finalmente se liberen de esta horrible y brutal opresión», expresó con su modo peculiar y poco avezado en política. «Serán liberados. Va a suceder». Ese mismo día firmó una proclamación para prohibir la entrada a EEUU a miembros del ejército, policía y guardia nacional; hacia cualquier relacionado con el mandato inefable de Maduro.
El protagonismo febril de nuestro país fue más allá de lo esperado. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU decidió crear una misión internacional independiente, encargada de investigar las violaciones recurrentes desde 2014, con una urgencia consciente y con la negativa inmediata de los personeros de Miraflores. Seremos el primer territorio latinoamericano en ser investigado por este organismo, cuya distinción tiene en ira fecunda a todo el régimen.
Mientras se escenificaba esta asamblea premonitoria, Maduro se subió en un avión, voló hacia Rusia y trató de tramar una fortaleza protectora internacional. Más raro resultó el viaje contorneado de Diosdado Cabello a Corea del Norte y Vietnam. No sé si tales periplos son para generar mayor provocación o para alcanzar algún apoyo verdadero.
Se ve todo con gran claridad. No hace falta ser un experto de tomo y lomo, como para entender que se seguirán mellando los cimientos de la tiranía venezolana.
El momento más difícil para Cuba fueron los años noventa, en el cual se instauró un periodo especial de restricciones extremas. Esa nación está muy cerca de retornar a esa etapa cruenta, pues los buques con petróleo venezolano llegan menos, mientras las nuevas sanciones emanadas desde la Casa Blanca también les está afectando. Mancillar al mentor del Maduro es la tarea suprema de los próximos meses.
Estamos inmersos en una competencia crucial para ver con ojos propios, hasta cuándo puede aguantar el dictador y sus secuaces en el poder. Es una lucha fratricida de unos malandrines descorazonados por no abandonar sus privilegios, a costa del infortunio de todo un pueblo. Pero el tiempo corre en contra de estos malhechores, mientras el horizonte comienza a pintarse de sueños insólitos y amables, para una nueva Venezuela a punto de nacer.
@Joseluis5571
José Luis Zambrano Padauy