Han transcurrido 70 días desde que iniciaron las reuniones entre las delegaciones de Nicolás Maduro y Juan Guaidó en Oslo, Noruega, y 6 meses de la juramentación de Guaidó como presidente interino de Venezuela.
Este viernes Maduro anunció, en el cierre del encuentro con la militancia del Partido Socialista Unido de Venezuela, en el Teatro Municipal de Caracas: “¡Vamos a elecciones y les vamos [gobierno interino] a dar una soberana paliza con votos!”. Y concluyó: “Estamos listos para la batalla electoral, donde quieran y cuando quieran”.
La “solución pacífica, política y democrática” impulsada por la comunidad internacional para legitimar el presidente de Venezuela empieza a tomar forma por parte de Maduro, aceptando ir a nuevas elecciones.
En el caso de Guaidó, “el cese de la usurpación y el gobierno de transición” está discutiéndose en las reuniones de Barbados, formando parte del cómo y el cuándo serán las elecciones (solución pacífica).
Por lo tanto, el resultado de las negociaciones en Barbados conducen a varias historias o escenarios de lo que puede suceder en Venezuela.
Un escenario sería la “Venezuela fallida”. Surge del fracaso de las negociaciones en Barbados. Se profundiza la crisis de legitimidad del régimen de Maduro y se produce una mayor ruptura del orden social. El éxodo de los venezolanos alcanza un nivel alarmante, afectando la estabilidad de los gobiernos en los países receptores. El Ejecutivo refuerza el Estado represor, usando las fuerzas de seguridad y el aparto de inteligencia. Se multiplican los brotes de violencia que alcanzan una parte importante del territorio. Diversos territorios son controlados abiertamente por el crimen organizado, sobre todo en las zonas fronterizas. Se mantiene la contracción económica. Crece el drama del hambre. Prosperan las actividades al margen del Estado de los grupos irregulares y el crimen organizado. Las organizaciones criminales internacionales aumentan su presencia en Venezuela y hay mayor injerencia de Cuba, Rusia y China en los asuntos internos. Las sanciones de Estados Unidos y Europa aíslan a Venezuela de Occidente. Los países receptores del éxodo colocan controles/visas a la población venezolana. Los tenedores de la deuda externa, pública y corporativa, demandan a la República y Pdvsa.
Es el escenario con el mayor impacto en el bienestar social de los venezolanos, y en la restricción y suspensión de los derechos humanos. Genera las condiciones para la intervención humanitaria.
Otro escenario que podría surgir de los acuerdos de Barbados es la “Venezuela transeúnte”. Deviene de la victoria del gobierno interino en la elección presidencial. Los dirigentes de los partidos políticos triunfantes trabajan por la reinstitucionalización del Estado, generando un círculo virtuoso donde la ciudadanía empieza a confiar y a ceder en beneficio del bienestar común. Se restituyen los pesos y contrapesos políticos e institucionales. Vuelven los medios de comunicación independientes. Hay una incidencia efectiva en la toma de decisiones estructurales como resultado de la presión de los ciudadanos organizados. Se combate el crimen organizado transnacional con las agencias internacionales. Hay un esfuerzo consistente en prevenir violencias y el Estado va ganando control de todo el territorio. Hay mayor eficacia y transparencia en el gasto público, fortalecimiento de las finanzas públicas y estrategias económicas responsables. Se reestructura la deuda externa.
Es el escenario de la transición a la democracia y de la reconstrucción del país. Depende del consenso político entre los partidos y los ciudadanos (sociedad civil). Requiere máxima coordinación y flexibilidad de los dirigentes políticos, los gobiernos democráticos y organismos multilaterales.
Un tercer escenario es la “Venezuela truncada”. Resulta del triunfo electoral del partido que usurpa el poder actualmente. Se caracteriza por su condición inercial, en el que grupos de poder actúan activamente con el objetivo de proteger y mantener su poder, sus privilegios y su riqueza, y la repartición del territorio. Se mantiene la ilegalidad, inseguridad e inequidad. Los grandes problemas del país no parecen susceptibles de ser enfrentados con eficacia, por lo que se privatizan las empresas del Estado entre los amigos internos e internacionales del gobierno. Las sanciones de Estados Unidos a las empresas del Estado se desmontan. Hay una Asamblea Nacional plural con mayoría simple del Ejecutivo, lo que obliga a los actores políticos a hacer un esfuerzo por reconciliarse con la sociedad. El crimen organizado diversifica sus negocios. Persisten las desigualdades. Se refuerza el control social mediante los programas sociales. El éxodo de venezolanos se acelera inicialmente para luego reducirse. Persisten las diferencias regionales, algunas regiones se ven más beneficiadas por la privatización de las empresas estatales. La deuda externa es renegociada.
Es el escenario de la seudodemocracia y de las “oligarquías” económicas. Depende de la ruptura con el Plan de la Patria, de la pacificación del país y del compromiso con la hoja de ruta señalada por el Informe Bachelet.
La “Venezuela fallida”, la “Venezuela transeúnte”, y la “Venezuela truncada” son historias o escenarios que buscan ilustrar lo que podría resultar de la iniciativa de Oslo, en Barbados. No son un pronóstico. Porque el futuro de Venezuela se hace “al andar/golpe a golpe, verso a verso”.