“El Niño” es la versión oficial gubernamental para esconder la ineptitud, corrupción y miseria humana de quienes hoy mal dirigen la nación y la tienen sumida en el actual desastre. “El Niño”, es un fenómeno climático relacionado con el calentamiento Pacífico oriental ecuatorial, es decir, afecta directamente a Ecuador, Perú, Colombia y Chile, y en mucho menor medida al resto de los países de la América del Sur. En realidad, en el caso venezolano, nuestro “Niño” tiene que ver con las erradas políticas públicas y la desinversión en el sistema eléctrico nacional. O mejor dicho, teniendo los recursos por vía de la explotación petrolera en los años de las “vacas gordas”, estos fueron utilizados para otros fines inconfesables.
Que llueva o no llueva no va a resolver el racionamiento eléctrico nacional. Además, hay serias sospechas que el Embalse del Guri colapsó porque sus principales afluentes, muy especialmente el río Caroní, se han visto afectados por la minería legal e ilegal en la extracción de oro, diamantes y amatistas. La deforestación de las cuencas y tributarios ha sido criminal ecológicamente hablando.
El racionamiento eléctrico es un padecimiento terrible en Estados como el Zulia cuyas temperaturas son muy elevadas llegando a extremos entre los meses de junio y septiembre hasta los 50 grados centígrados de sensación térmica. Desde el 2010 se inició el colapso eléctrico, y luego de seis años transcurridos, ahora estamos peor. Aunque lo más sensible, y que resiente una ciudadanía herida como la venezolana actual, es el engaño persistente y cínico de la cúpula gobernante que pareciera disfrutar de las penurias de sus dirigidos.
Esta semana que transcurre se estarían cumpliendo las cinco que en un principio se dijeron de un racionamiento de cuatro horas diarias a nivel nacional, con la excepción de Caracas, que al llegar la estación de las lluvias, sería suspendido. No obstante, la mentira forma parte consustancial del poder en manos de los bolivarianos. Ahora, nos dicen que el racionamiento será de tres horas diarias y de manera indefinida. Otra burla más para los que ingenuamente aún piensan que vivimos en la “Venezuela Potencia”.
En el esquema anterior habían cuatro cortes al día de cuatro horas cada uno, por seis días a la semana porque un día había sido eliminado, con esto: 4x4x6=96 horas sin luz a la semana. Con el nuevo esquema hay cinco cortes de tres horas cada uno, los siete días de la semana, con este otro: 5x3x7= 105 horas sin luz a la semana. O sea, en el nuevo esquema hay nueve horas más sin luz a la semana que en el anterior. Entonces, ¿donde está la flexibilización? Otro engaño más.
Nunca se me había pasado por la cabeza abandonar mi gentilicio venezolano, pero como el poder desde Caracas lo que hace es agredirme, ya no me parece tan descabellado explorar la posibilidad de que los zulianos propongamos la Independencia y seamos capaces de manejar nuestro propio destino histórico en mejores circunstancias, algo que por cierto, nuestros poetas gaiteros, han venido solicitando con aquello de: “Maracaibo marginada y sin un real”.
PD. Este artículo fue escrito a mediados del año 2016. Hoy, Maracaibo, Ciudad Ojeda, Machiques y estados como Táchira, Mérida y otros padecemos racionamientos de más de 12 horas al día sin que exista la más mínima posibilidad técnica y racional de mejoría, y mucho menos, la intención política. Han sido cinco meses infernales donde la vida social, económica y familiar desapareció, es decir, la misma civilización. Además, todas las previsiones, luego de los mega apagones de éste fatídico año 2019, son las de un agravamiento del sistema eléctrico nacional. Sigue la estafa y se profundiza en contra de los venezolanos.
DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
DIRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS HISTORICOS DE LUZ